Como ya os adelantamos hace unos meses, el pasado día 13 ha entrado en vigor la normativa sobre el etiquetado de los alimentos que se aprobó en 2011 y para la que los fabricantes han tenido un periodo de adaptación de tres años. Sin embargo, a pesar de este periodo de adaptación los productos etiquetados antes de esta fecha aún pueden estar a la venta sin el nuevo etiquetado hasta su fecha de caducidad.
Los principales cambios se refieren a la tipografía de las etiquetas, a la información sobre alergenos, al origen de los alimentos y a su composición, así como a la información nutricional, aunque esto último ya solía aparecer en la mayoría de productos.
Los principales puntos de esta normativa son los siguientes:
Información sobre alergenos. La presencia de los principales alergenos como huevos, lactosa o frutos secos deberá ir destacada en una tipografía diferente del resto, por ejemplo en negrita. También los restaurantes y lugares donde se expendan alimentos sin etiquetar deberán ofrecer esta información, aunque puede hacerse de forma verbal.
Etiquetado legible. La letra de las etiquetas debe tener como mínimo 1,2 mm de altura en envases de más de 80cm cuadrados. Para envases menores podrá ser de 0,9mm
Información sobre el origen de la carne y otros alimentos. Hasta ahora solamente era obligatorio informar sobre el origen de la carne de vacuno y a partir de ahora esta obligación se extiende a la carne de cerdo, ovino, caprino y aves de corral, así como a frutas y verduras, miel y aceite de oliva.
La sal es sal. Hasta ahora el contenido en sal se especificaba como contenido en sodio, lo cual podía ser confuso para gran cantidad de consumidores. A partir de ahora se indicará claramente el contenido en sal.
Información nutricional. Se tendrá que especificar el valor energético, las grasas, grasas saturadas, hidratos de carbono, azúcares, proteinas y sal. Además esta información será siempre por cada 100g o 100ml
¿Qué tipo de grasa contiene? Hasta ahora bastaba con indicar si la grasa era de origen animal o vegetal, pero ahora se deberá especificar el tipo de aceite usado en la elaboración del producto. por ejemplo, hay una gran diferencia nutricional entre un aceite de oliva y otro de coco y de palma, estos últimos con altos porcentajes de ácidos grasos saturados que incrementan el colesterol malo.
Fecha de congelación. E información sobre si el producto ha sido descongelado antes de ponerlo a la venta, en cuyo caso no debe volver a ser congelado.
Un espacio único para todos los datos. Todos los datos ofrecidos tendrán que presentarse en el mismo campo visual, con lo que no tendremos que ir buscando la información por todo el paquete.
Estos son a grandes rasgos, los principales cambios en el etiquetado de los productos alimentarios. Ahora nos toca a los consumidores actuar de modo responsable y aplicar esta información a nuestras compras y a nuestra alimentación.
Imagen | astro 1991
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