Reducir el plástico sin prohibirlo: en Portland solo se ofrecerán pajitas y cubiertos si el consumidor los pide

La contaminación por plásticos es una de las problemáticas urgentes a las que nos enfrentamos en todo el planeta. El plástico nos rodea por todas partes, pero son los objetos desechables de uso alimentario uno de los grupos que más contaminan. La Unión Europea los quiere prohibir por completo, pero en Portland, Estados Unidos, han optado por otra medida, quizá algo ingenua.

A partir de julio de 2019, los restaurantes, bares y cafeterías no podrán servir pajitas o cubiertos de plástico a sus clientes, salvo que estos los pidan específicamente. Si lo hacen, corren el riesgo de recibir multas de hasta 500 dólares por infracción. Aunque inicialmente se propuso prohibirlos por completo, las protestas de activistas por los derechos de discapacitados hicieron replantear la medida.

Reeducar a la sociedad para reducir nuestra dependencia del plástico

Nos olvidamos que muchos de los objetos de plástico que usamos hoy en día, incluyendo los envases de fruta envasada y ya cortada, pueden ser una ayuda vital para muchas personas discapacitadas o con minusvalías. El problema es que el resto de la sociedad nos hemos acostumbrado a la comodidad que supone usar estos productos, o más bien, abusar de ellos.

La Unión Europea acaba de aprobar las medidas en las que lleva trabajando la Comisión desde hace meses, para prohibir el uso de estos objetos que están causando un enorme impacto medioambiental en todo el planeta. Ya se hizo con las bolsas desechables de la compra, y ahora se quiere dar un paso más.

Cuando se imponen prohibiciones de este tipo suelen surgir protestas por su carácter tan impositivo; ¿no tenemos derecho a elegir por nosotros mismos? Con la nueva normativa aprobada, en Portland quieren confiar en la reeducación del consumidor para darle la capacidad de elegir.

De esta forma, ningún local de restauración podrá entregar u ofrecer libremente pajitas o cubiertos de plástico desechable, tan típicos en las cafeterías y locales de comida rápida o para llevar, bajo pena de multa. En su lugar, el cliente podrá pedirlos específicamente en el momento; la idea es que los consumidores reflexionen y tomen conciencia del problema, planteándose si realmente lo necesitan.

Es una medida optimista con la que se espera cambiar la mentalidad y los hábitos de consumo. El uso y abuso indiscriminado de las pajitas no debería ser la norma habitual, sino algo puntual, y solo en caso de necesidad real.

¿Demasiado ingenuo? El sector cumplirá la norma ya que se enfrentan a sanciones económicas, pero habrá que ver si el público responde. Parece que en Portland sí hay cierta mentalidad de preocupación por proteger el medioambiente, pero me pregunto cómo funcionaría una medida de este tipo en Europa, o en nuestro país.

¿Somos capaces de asumir la responsabilidad de nuestros actos para cambiar nuestros hábitos, o necesitamos que la ley actúe con medidas restrictivas? La Unión Europea parece tenerlo claro.

Fotos | iStock - Unsplash

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