Todos los años nos esmeramos en mostrar regalos de Navidad para amantes de la cocina, apasionados y verdaderos gourmet. Pero, ¿y por qué no pensar en un regalo para alguien que no ha cocinado nunca? Estoy pensando en dos cosas principalmente. Por un lado pienso en regalar lo que a nosotros nos apasiona y por otro lado en poder abrir el campo de aficiones de otra persona, por ejemplo, de nuestra pareja, aquella persona que comparte su vida con nosotros pero que solo entra a la cocina para ir a por un yogur.
Y la cosa desde luego que no es para nada fácil. De hecho se plantea bastante complicada. Tenemos que pensar en un regalo único en su especie y que sea capaz de despertar el gusanillo por la cocina en alguien que por el momento no sabe ni encender el fuego o la vitrocerámica. ¿Vosotros que le regalaríais? Aclararé que hoy os voy a hablar de ideas generales, nada en concreto: ni sitios donde comprar ni regalos detallados.
El primer regalo que a mí se me pasa por la cabeza es regalar un curso de cocina. Pero no uno de estos cursos de cocina donde, además de cobrar un pastón a los asistentes, se limitan a enseñar cómo se cocina a través de la vista. Sí, es que hay muchos cursos donde van grupos de 9-10 personas y se ponen alrededor del profesor y solo ven. Casualmente suelen ser los cursos más caros. Hay que buscar bien, hay que buscar un curso de cocina donde la persona que va a aprender utilice sus manos y se impregne de lleno en la clase. Nunca se aprende a cocinar solo mirando, hay que seguir pautas de prueba-error, prueba-acierto.
Creo que a la gente le gusta descubrir su pasión por la cocina a través de la repostería o incluso panadería. Puede ser una muy buena opción para un curso de cocina o para abordar el regalo desde otro punto de vista. Por ejemplo un buen libro en una de estas materias. La pega que puede tener, que a lo mejor son libros caros, en ese caso informaros bien del libro en cuestión. Pero son regalos que por lo general merecen la pena, y si no siempre lo usareis vosotros.
El problema principal que suele haber en estos casos de uno que ama la cocina y el otro que pasa es que la cocina suele ser coto privado. Vamos, que cuando entra la otra persona y en 10 minutos es capaz de cambiarte todo de sitio y luego vas tu, resulta una sensación realmente angustiosa. Así que a lo mejor sería bueno empezar a regalar una de estas consolas que tienen juegos de recetas, por un lado tiene la parte lúdica-sillón y por otro lado la parte lúdica/practica-cocina y siempre con vuestra supervisión. Eso si, hay que armarse de paciencia.
Aunque creo que el mejor regalo que le puedes a alguien que no ha cocinado nunca a esa persona especial que tienes a tu lado es una carta donde le expliquéis vuestra pasión por la cocina y lo mucho que te gustaría que fuese participe de esos momento de regocijo en la cocina. A partir de ahí seguro que todo puede ir mejor y entonces pasar a otro tipo de regalos como esos cuchillos buenos, utensilios "megafashion", libros varios, etc.
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