Las patatas apenas vienen identificadas, muchas veces no conocemos su procedencia, y según Asaja (Asociación Agraria Jóvenes Agricultores) Sevilla, se consume más patata vieja y de peor calidad pagando un 900% más de lo que cuesta la patata nueva en su origen.
Un informe de la organización afirma que somos poco conscientes de la poca calidad de las patatas que ocupan nuestro mercado, como la patata vieja francesa o la de escasa calidad de terceros países, que cierran las puertas a la patata que nueva que en estos momentos se recolecta en Andalucía.
El sector agrario afirma que es necesario realizar una reforma de la Norma de Calidad de la patata que data del año 83, que elaboren un correcto etiquetado de origen, la fecha de recolección y otras actuaciones relacionadas con la trazabilidad. Con ello, el consumidor tendrá más claro que se puede consumir el producto de campaña y no la patata vieja, además de tener más conocimiento del producto. Volviendo al precio, nos informan de que la patata producida en Sevilla se vende a 8 céntimos el kilo, mientras que los puntos de venta las comercilizan a un precio tan abusivo como el que conocemos, entre 44 y 91 céntimos el kilo dependiendo de la variedad. ¿Y tenemos que seguir escuchando que los intermediarios no abusan de los agricultores y de los consumidores?
Llaman a los ciudadanos para que seamos más exigentes con la calidad y el precio de las patatas, ¿podemos hacerlo?, si en nuestras manos estuviera…
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