Comer solo fuera de casa puede suscitar muchas reacciones. Si somos más bien tímidos y nos importa el qué dirán, seguramente pasaremos un mal rato e intentaremos terminar la comida lo antes posible mientras devolvemos las miradas con un gesto de resignación.
Si por el contrario nos importa un bledo el asunto y nos sentimos a gusto paladeando en silencio y soledad, probablemente veamos esos momentos como un desahogo a la jornada, un reencuentro con nosotros mismos, o una buena oportunidad de revisar prensa o fantasear sobre los demás comensales y sus circunstancias. Cada uno se divierte como puede…
No es extraño ver mesas ocupadas por un único cliente en los locales de comida rápida o menú del día, lo que suele ser más raro es que esto suceda en restaurante de un considerable precio, allá donde la comida está hecha para degustarla largamente. Table for one es una página en la que se reflexiona sobre esto de una manera gráfica y silente, tan solo a través de las fotografías tomadas a los solitarios gourmets.
En algunas de ellas se busca la compañía de un periódico, un teléfono, o algo con qué escribir; pero en la mayoría de las imágenes las personas aparecen abstraídas en sus propios pensamientos. Algunas resultan dignas de analizar, como la del anciano que termina su comida con un café sin que hubieran retirado aún los cubiertos sobrantes. O los dos caballeros que prácticamente comen juntos a muy poca distancia pero cada uno en su mesa y su mundo.
Y vosotros lectores ¿cómo lleváis lo de comer solos fuera de casa? ¿Os gusta? ¿Os incomoda? Para abrir el fuego os contaré que yo solo lo hago por necesidad, con mediana rapidez y con algo con lo que entretenerme, pero siempre disfruto del momento.
Vía | No puedo creer
Más información | Table for one
En Directo al Paladar | Open Table, para reservar mesa en Internet
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