Seguro que a estas alturas todos tenéis más o menos los menús de Navidad bien planificados. A muchos nos gusta innovar y ponernos creativos, pero al final solemos volver a nuestros platos favoritos de siempre. Pero después de la que se montó con los avisos de la OMS sobre los productos cárnicos, ¿cómo nos ha afectado de cara a los banquetes navideños? Son pocos los que están dispuestos a renunciar a sus productos favoritos en las fiestas pero, ¿te imaginas una Navidad sin carne roja? ¿ Te supondría un gran sacrificio o en realidad no es una mala idea?
Por supuesto que la carne no es la única protagonista de la comida navideña, pero no se puede negar de que juega un gran papel en muchas mesas. Las fiestas son muy largas y lo habitual es alternar los menús de pescado con otros donde la carne es el plato estrella, pero es que además los productos cárnicos aparecen por todas partes durante la Navidad sin que casi nos demos cuenta, empezando por los aperitivos.
Empezando el banquete
En nuestro país nos gustan mucho los embutidos y no suelen faltar a la hora del picoteo o los aperitivos que dan comienzo a cualquier banquete que se digne de serlo. El jamón ibérico es la estrella también en Navidad, pero se suele acompañar en bandejas con otros productos ibéricos, emparejados con quesos.
Yo hace años que no pruebo los embutidos y he podido darme cuenta de cómo son casi imprescindibles en cualquier ocasión con invitados, o a la hora de celebrar cualquier cosa. Lo siento por los anfitriones que sacan con orgullo su tabla de ibéricos, pero, aunque sorprenda, no gustan a todo el mundo. Es verdad que en general triunfan y son éxito casi seguro, y no pasa nada por disfrutar de ellos, el problema está en los abusos inocentes.
Aparte de los embutidos no es raro encontrar más carne en los canapés y tapas, o en los primeros platos y entrantes. Carpaccios, tartares, croquetas, pinchos variados... a veces parece que sea imposible plantear recetas que no contengan carne roja o derivados. Menos mal que también triunfa otro clásico de la Navidad, el marisco, y frena un poco el consumo de carne.
Grandes clásicos navideños
La Navidad siempre ha sido una época para celebrar y eso ha estado ligado a la comida. Dependiendo de la situación económica y del poder adquisitivo de las familias, los menús podían ser más o menos lujosos, pero tradicionalmente se han reservado los mayores esfuerzos para preparar una cena de Nochebuena o una comida de Navidad con la que disfrutar a la mesa.
La carne siempre ha sido un producto caro y en muchos tiempos escaso, por eso cobraba tanta importancia llevar a la mesa grandes piezas de animales que presidían el banquete. Cada región tiene sus preferencias y sus tradiciones, aunque hoy en día se pueden mezclar un poco. Lo más tradicional ha sido optar por el popular asado, ideal para las carnes voluminosas y para dar de comer a muchos comensales.
Parece que las aves como el pavo o el pollo siempre han sido más humildes, mientras que el cochinillo, cordero o cabrito se asocia a una comida más sabrosa y especial. La ternera también hace su aparición con clásicos como el redondo, el roast beef o los solomillos en salsa, y tampoco se pueden olvidar los guisos y sopas que incorporan diversas carnes como la escudella o la pava con pelotas.
Carne roja, ¿imprescindible?
Mi suegra me comentó en una ocasión que si no presenta un cochinillo cuando se junta toda la familia en Navidad, la fiesta puede terminar en drama. Claro que ella tiene que lidiar con comensales que no soportan ningún producto que venga del mar y con otros que siguen sus tradiciones a rajatabla. Costumbres y gustos extremos aparte, ¿es la carne imprescindible?
En mi familia sin embargo hace años que desterramos los grandes platos de carne durante las fiestas. Es cierto que ahora los hijos sencillamente limitamos nuestro consumo de carne al máximo todo el año, así que no íbamos a hacer una excepción sólo por ser Navidad. Pero mi madre se dio cuenta de que, teniendo en cuenta todos los excesos de las fiestas, era mejor optar por pescados y verduras para conseguir digestiones -algo- más ligeras.
Y ni siquiera mi padre, que puede hacer la ola a un buen plato de carne, se lamenta del cambio en nuestros menús. Hasta agradece no tener que enfrentarse a un solomillo o un plato de cordero después del desfile de aperitivos y entrantes, con el postre y los dulces amenazando aún en la retaguardia. No, no es imprescindible la carne roja en Navidad, y si es inevitable ofrecer un plato cárnico en las fiestas, hay que recordar que las aves son mucho más ligeras.
Un poco de reflexión
Cuando la carne y los dulces escaseaban, era lógico dedicar estos productos a ocasiones realmente especiales. Por supuesto que no pasa nada por disfrutar de un buen cochinillo o cordero asado en Navidad si son platos que nos apasionan – para eso son las fiestas, al fin y al cabo -, pero no está de más reflexionar un poco sobre los placeres gastronómicos de las fiestas.
La alarma que se creó hace unas semanas con el comunicado de la OMS ya se ha diluido y pocos se acuerdan de ella, pero aunque el mensaje se suavizó, lo que está claro es que comemos mucha carne. Demasiada, y especialmente tanto carne roja como carne procesada. Las recomendaciones que no se cansan de repetir expertos y autoridades apuntan a llevar una dieta abundante en frutas y verduras, con proteínas vegetales y priorizando el pescado y el huevo en las animales.
Si durante todo el año comemos un exceso de carne roja, volcarnos a ella en Navidad “porque sí” no parece muy lógico. No quiero privar a nadie de sus platos navideños favoritos, pero sí apuntar a que no son imprescindibles, hay muchas alternativas y se puede disfrutar de unas fiestas deliciosas y pantagruélicas sin tener que entregarnos a los placeres de la carne sólo porque toca. O podríamos plantearnos como propósito de Año Nuevo reducir su consumo a lo largo de los próximos meses y darnos un buen capricho en las próximas fiestas.
En mi entorno tengo costumbre de hacer balance de los menús que se van a servir en Navidad por todo el país. Me encuentro de todo, desde familias en las que prefieren el pescado y marisco a otras en las que es inconcebible no tener un buen asado de carne en la mesa. Pero creo que no viene mal aprovechar toda la conversación que ha surgido en torno a su consumo para plantear la cuestión que encabeza este post: ¿te imaginas una Navidad sin carne roja? ¿Tienes un plato de carne imprescindible en tus fiestas?
En Directo al Paladar | Los 15 platos que vuelven a casa por Navidad
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