Desde que se envasa una botella de aceite de oliva, una coliflor o carnes, hasta que llegan a nuestra casa, los productos pasan por las distintas fases de una industria alimentaria controlada por las grandes cadenas de supermercados. La legislación actual debe controlar que no existan malas prácticas, pero cada vez se denuncian más supuestos casos de venta a pérdidas que perjudican tanto a productores como al consumidor final.
El último ejemplo ha sido la denuncia a Supermercados Dia por parte de sindicatos y productores de aceite de oliva. En concreto se refieren a una promoción de finales de verano en la que se ofertaba el aceite a un precio de 2,19 euros el litro, inferior al de venta en origen que ronda los 3 euros, y eso sin sumar además los costes añadidos. No es el único caso y tampoco se limita al campo del aceite, y es que al parecer esta práctica abusiva sale muy barata a las grandes cadenas, pero que causa grandes daños al sector.
La venta a pérdidas, una práctica abusiva con multas inofensivas
El concepto de “venta a pérdidas” se refiere a la estrategia de ofertar un determinado producto a un precio final inferior al que el supermercado pagó por él en origen. En el caso del aceite denunciado por la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA), Dia puso a la venta aceite de marca propia a 2,19 euros el litro, mientras que el precio en origen es de unos 3 euros, más los costes añadidos.
Responsables de la cadena se defienden asegurando que solo han ajustado al máximo los márgenes sin vender por debajo de precio de coste, dentro de la legalidad. Pero los sindicatos y otras voces del sector, como la empresa INNOLIVA, insisten en que, simplemente, no es posible. Los precios del aceite que se recogen en del sistema POOLred así parecen corroborarlo.
No es este el único caso reciente. Otros granes gigantes del sector, como Carrefour o El Corte Inglés, han sido sancionados por prácticas similares. El aceite de oliva es un producto “muy nuestro” de alta calidad con el que a veces se comete fraude, y quizá por eso estamos especialmente sensibilizados, pero también sucede en otros sectores. Sin ir más lejos, en los últimos días UPA ha denunciado que Condis oferta carne pollo por debajo del precio de coste. Es otro ejemplo más de una mala práctica que las grandes cadenas les sale muy barata por las multas mínimas que se imponen.
El daño de una mala práctica poco castigada
Está claro que los hipermercados ponen por delante su propio beneficio cuando lanzan cualquier campaña promocional, ya sea de rebaja de precios o de ofertas de otro tipo. Si se reduce al máximo el precio de venta de unos productos es porque se espera ganar más en otros, una mera estrategia para atraer al consumidor. Es un negocio y lo que interesa al final son las ganancias económicas, por mucho que pretendan facilitar la vida al cliente.
El problema es que la venta a pérdidas tiene consecuencias negativas para el sector. En el ámbito del aceite de oliva preocupa sobre todo el daño a la imagen del sector, creando inseguridad y mala fama en el consumidor, que deja de verlo como un producto de alta calidad e incluso puede llegar a pensar en posibles fraudes o alteraciones. Y se devalúa la profesionalidad de los productores.
Dentro de los distintos sectores preocupan estas prácticas porque pueden crear un efecto de arrastre de los precios a la baja. Muchos ganaderos y agricultores ya se enfrentan a precios de venta en origen irrisorios con los que apenas cubren pérdidas de su negocio, y este tipo de comportamientos de las cadenas pueden complicar aún más la situación. En cuanto al consumidor, se crea la sensación de que va a ahorrar, pero en realidad los márgenes de beneficio del comercio se ajustan a través de los precios de otros productos.
Teóricamente la Ley de la Cadena Alimentaria aprobada en agosto de 2013 es la que controla que se respeten las buenas prácticas en la industria alimentaria y se eviten comportamientos abusivos como estos. Pero sindicatos y productores se quejan de la poca transparencia y las bajas multas que se imponen. Aunque la sanción a Carrefour ha superado los 40.000 euros, en general apenas rondan los 3.000, una cifra irrisoria para estos gigantes de la industria.
Casualmente, la semana pasada el Congreso de los Diputados rechazó la propuesta de endurecer la normativa de prohibición de la venta a pérdidas. Tendremos que estar atentos a los próximos meses para ver cómo evoluciona el comportamiento de las grandes cadenas, y si continúan abusando de este tipo de prácticas. En cualquier caso, como consumidores debemos tener siempre mucho cuidado con los reclamos publicitarios y vigilar bien la letra pequeña de las ofertas.
Fotos | iStock, Pixabay
En Directo al Paladar | Nuevo fraude alimentario. ¿Están etiquetando los supermercados productos importados como si fueran españoles?
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