Al igual que me sucede con la tarta de Santiago, todos los bizcochos que lleven almendra me parecen un vicio. Hay que tener cuidado por las calorías se suman al ya de por sí un postre azucarado, pero no me digáis que estos bizcochitos almendrados no están diciendo: ¡cómeme!
Como siempre os digo la calidad de los ingredientes es muy importante para obtener un buen resultado, sino es imposible que podamos obtener un buen postre por muy buena que sea una receta. En este caso la almendra molida es de la mejor que pude encontrar, ¡y vaya diferencia!
Calentamos el horno a 170º C calor arriba abajo sin aire. Derretimos la mantequilla y dejamos templar. Batimos los huevos con el azúcar y la ralladura de limón. Agregamos la mantequilla poco a poco, mientras batimos, y echamos la almendra molida.
Añadimos la harina, la pizca de sal y la levadura tamizadas. Unimos con una espátula hasta obtener una masa homogénea. Vertemos la masa en un molde engrasado cuadrado o rectangular de 20 cm. Lo ideal es que el bizcocho tenga unos 6 cm de alto, más o menos.
Horneamos durante unos 35 minutos o hasta que el bizcocho esté tieso en la superficie. Sacamos del horno y desmoldamos a los 10 minutos sobre una rejilla para dejar que se enfríe completamente antes de tomarlo.
Con qué acompañar los bizcochitos almendrados
Los bizcochitos almendrados resultan muy muy jugosos así que no tenemos que tener más cuidado que mantenerlos envueltos en film transparente. Esta es una receta que congela perfectamente, así que si os resulta mucha cantidad, sabed que podéis hacerlo sin problemas. Es ideal para desayunar o tomar con el café de después de comer.