Los bizcochos, pasteles, magdalenas y otros dulces marmolados son muy poopulares entre los aficionados a la repostería casera, pues son tan vistosos como sencillos de preparar. Pero para subir el nivel y sorprender en casa con algo más especial, nada como presentar el fantástico bizcocho cebra, cuyo nombre ya nos da bastantes pistas de cuáles son sus señas de identidad.
Y es que, en realidad, no es más que un bizcocho mármol corriente con el que conseguimos un efecto espectacular en el corte de las porciones, gracias a una manera concreta de repartir las dos masas en el molde. No es particularmente difícil de preparar, tan solo hay que tener paciencia y trabajar con orden y limpieza, repasando bien cada paso y sin prisas.
Si es tu primer bizcocho no aconsejamos empezar con esta receta, mejor contar con algo de experiencia repostera previa, por ejemplo con el clásico bizcocho de yogur. Además se pueden conseguir esos efectos de marmolado en recetas como el bundt cake con mermelada, con la variante británica del plum cake mármol, o con la versión austriaca de Marmor-gugelgupf.
Ingredientes
- Huevo (pesados sin cáscara, aproximadamente 4 unidades) 250 g
- Azúcar 140 g
- Aceite de girasol 180 ml
- Leche 120 ml
- Esencia de vainilla (1 cucharadita y media) 8 ml
- Harina de repostería 170 g
- Harina de repostería 130 g
- Levadura química (1 sobre) 16 g
- Cacao en polvo natural 25 g
- Café soluble descafeinado o normal, 1 cucharadita (opcional)
- Sal 2 buenas pizcas
- Mantequilla para engrasar
Cómo hacer bizcocho cebra
- Tiempo total 1 h 30 m
- Elaboración 40 m
- Cocción 50 m
Precaletar el horno a 175ºC con calor arriba y abajo, sin ventilador. Forrar el fondo de un molde desmontable redondo de 20 cm con papel antiadherente, y engrasar bien tanto ese papel como los laterales con mantequilla. Reservar.
Batir los huevos con el azúcar en un recipiente profundo, usando batidora de varillas eléctricas, a velocidad media 5 minutos. Añadir el aceite, la leche y la vainilla, y batir un poco más hasta integrar. Separar esta masa en dos mitades del mismo peso; para ello lo mejor es usar dos boles iguales y una báscula digital.
Tamizar sobre una mezcla los 170 g de harina, una pizca de sal y la mitad de la levadura, 8 g o 2 cucharaditas. Mezclar en otro recipiente los 130 g de harina restantes, el cacao, el café (opcional) y la sal, y tamizar la mezcla sobre la otra mitad de masa. Batir por separado, usando las varillas eléctricas, cada mezcla, lo justo para integrar los ingredientes secos.
Es más cómodo hacerlo con la mezcla blanca, sacudir un poco las varillas y, sin necesidad de lavarlas, pasar a batir la mezcla de cacao. Terminar de integrar las masas usando una o dos espátulas con movimientos envolventes suaves; no queremos batir en exceso.
Para lograr el efecto de cebreado en la miga, hay que alternar tres cucharadas de cada masa en el molde. Para ello, usar dos cucharas soperas y procurar no manchar entre sí las dos mezclas. Empezar depositando una cucharada de la mezcla blanca en el centro del molde, y añadir justo encima dos cucharadas más.
A continuación, depositar tres cucharadas justo encima de esa primera masa, siempre cucharada a cucharada, y siempre justo en el centro. La masa se irá expandiendo ella sola a medida que vayamos depositando más cantidad. Ir con cuidado de no gotear o salpicar, y de no golpear o menear el molde.
Una vez terminada la masa, llevar al horno, en la rejilla inferior, y cocer durante unos 50 minutos, siempre vigilando el horno cuado haya pasado la mitad del tiempo. Comprobar el punto pinchando el centro con una brocheta o palillo, que debe salir seco. Esperar un poco fuera del horno antes de abrir con cuidado el molde, desmoldar y dejar enfriar sobre una rejilla por completo.
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Con qué acompañar el bizcocho cebra
Un bizcochón casero con su toque de cacao como este bizcocho cebra no necesita más acompañamiento que un vaso de leche, un café o infusión, o una bebida vegetal como leche de almendra que nos guste. Ese toque chocolateado le va genial a las horchatas caseras, de almendra o de chufa.
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