Antes de que llegue definitivamente la primavera y me cambie el ánimo para hornear dulces más acordes con el buen tiempo, aprovecho para preparar desayunos y meriendas como este bizcocho de miel de caña y nata. Los aromas de la melaza y las especias tienen algo que me inspiran días más fríos para acompañarlos con tazas humeantes, algo de lo que pronto nos podremos olvidar.
En realidad luego vuelvo a caer en este tipo de masas aunque sea julio, porque sencillamente me encantan, pero creo que apetecen mucho más si hace algo de fresco o es un día lluvioso. La miel de caña o melaza endulza de una forma muy particular, tiene un gran aroma tostado acaramelado que hace gran pareja con especias y además deja la miga jugosa. Podría sustituirse por miel común o incluso sirope de arce, aunque el sabor y el color final será algo distinto.
Precalentar el horno a 180ºC y forrar con papel sulfurizado o engrasar un molde redondo desmontable de unos 22-24 cm de diámetro.
Disponer en un recipiente mediano la miel de caña con el azúcar moreno, añadir la ralladura de una naranja pequeña lavada o de un limón, la nata para montar y la leche. Batir con unas varillas a mano hasta mezclar todo de forma homogénea.
Aparte tamizar la harina de repostería con la harina integral, la levadura química, el bicarbonato, la sal y las especias. Echar poco a poco sobre la primera preparación y mezlar bien, con movimientos suaves, hasta que no queden grumos secos.
Llenar el molde, igualando la superficie con una espátula, y hornear durante unos 35-40 minutos, procurando que no se pase demasiado para que la miga permanezca algo jugosa. Esperar un poco fuera del horno, desmoldar y dejar enfriar completamente sobre una rejilla.
Con qué acompañar el bizcocho de miel de caña
Este bizcocho de miel de caña y nata se puede tomar incluso un poco tibio, pero recomiendo esperar unas horas o al día siguiente para degustarlo. Así se asientan los aromas y tiene mucho más sabor. Por su color oscuro y al no ser demasiado dulce me gusta servirlo con azúcar glasé tamizado por encima, aunque un glaseado con canela o zumo de naranja también le iría muy bien.
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