El té matcha lleva años siendo un ingrediente muy popular de la alta repostería también fuera de Japón, y hoy en día está conquistando igualmente las cocinas domésticas. Un sencillo bizcocho esponjoso cobra una nueva dimensión con el toque de este producto, dándole un sabor muy especial.
En Japón, el matcha auténtico es un té de altísima calidad, de elevado precio, que se emplea para la ceremonia tradicional del té. Cada vez es más fácil encontrarlo incluso en hipermercados corrientes, a precios más económicos aunque, lógicamente, de menor calidad. Pero para nuestras recetas de repostería casera podemos apañarnos de sobra, reservando el premium para degustarlo como se merece, en taza.
Esta variante del té verde se caracteriza por su formato, en polvo, y el color verde cuya intensidad variará según la calidad y el origen del mismo. Lo interesante es descubrir los matices que aporta a recetas de toda la vida como un bizcocho clásico, siendo este el caso que nos ocupa hoy.
Siguiendo esta receta como base, adaptamos el formato a un molde de bizcocho redondo desmontable para comprobar cómo tiñe la masa y enriquece la miga dejándola más jugosa y suave. Pero, sin duda, lo más sorprendente son los aromas y el sabor, dándole un toque herbáceo, ligeramente amargo, que contrasta y armoniza con el dulce. Quizá no es para todos los paladares, pero es un bizcocho diferente que merece la pena probar para salirnos un poco de los sabores típicos conocidos.
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Precalentar el horno a 175ºC y preparar un molde redondo de fondo desmontable, de unos 20-22 cm de diámetro. Cubrir el fondo con papel antiadherente y engrasar los laterales.
Separar las yemas de las claras de los huevos, y dejar las claras en la nevera. Tamizar juntos la harina, el té y la sal. Aparte, batir las yemas con 25 g azúcar hasta que espesen y se vuelvan de color pálido.
Incorporar el yogur, el aceite y la vainilla opcional, batiendo un poco. Echar la mezcla de harina y té, y remover suavemente con las varillas hasta tener una masa espesa.
Empezar a batir las claras con una batidora de varillas a velocidad baja, hasta que empiecen a espesar y espumar. Echar la mitad del azúcar que nos restaba, y seguir batiendo subiendo la velocidad. Cuando coja cuerpo, agregar el resto del azúcar y batir a velocidad alta hasta tener una especie de merengue espeso y brillante.
Echar en tres o cuatro tandas este merengue a la masa principal, incorporándola con movimientos envolvente, usando unas varillas planas o una espátula. Cuando esté todo incorporado, llevar al molde.
Hornear durante unos 30-35 minutos, o hasta que al pinchar el centro con un palillo salga limpio. Esperar un poco fuera del horno antes de desmoldar y dejar enfriar completamente sobre una rejilla. Decorar con más té matcha tamizado o con azúcar glasé.
Con qué acompañar el bizcocho de té matcha
Podríamos redondear el círculo y servir este bizcocho de matcha con el propio té, aunque cualquier otra infusión le iría igualmente bien, o un buen café a nuestro gusto. Si queremos suavizar el aroma tan característico del matcha, podemos tomarlo con un vaso de leche o bebida vegetal fresca, o un zumo o batido de frutas. También las bebidas con cacao harían un maridaje delicioso, tanto en frío como en caliente. Y siempre podemos coronar el bizcocho con una bola de helado, algo de nata montada, salsa de vainilla... siempre sin abusar y como ocasión especial.
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