El chocolate, o, mejor dicho, el cacao, combina de maravilla con muchísimos ingredientes, y no solo en dulces. El brownie es un dulce tan simple que permite jugar con sus componentes casi sin miedo al fracaso, ya que lo importante es mantener esa textura jugosa. Esta receta con plátano y nueces cumple esas expectativas con creces, regalándonos un brownie intenso y muy aromático.
Alejado de otras versiones excesivamente empalogosas, aquí es el plátano quien tiene la responsabilidad de de otorgar al brownie de un interior húmedo y también de gran parte de su dulzor. Cuanto más maduro esté, más dulce y más aromático será el resultado. Hemos usado avena molida, pero se puede emplear harina de repostería corriente o usar almendra molida, trigo sarraceno o harina de arroz.
Precalentar el horno a 175º C y forrar con papel antiadherente un molde cuadrado de unos 22 cm de lado. Podemos usar otro más grande, simplemente quedará un brownie más delgado y habrá que acortar el horneado.
Pelar los plátanos y trocearlos; cuanto más maduros y blandos, más dulce saldrá el brownie. Pesarlos para asegurarnos que rondan los 260 g, más o menos, y aplastarlos con un tenedor. Añadir los huevos y batir con el mismo tenedor o unas varillas. Agregar la mantequilla derretida, la vainilla y el azúcar, y batir.
Incorporar el cacao tamizado, la avena o harina, la sal y la levadura, mezclando bien para que no haya grumos secos. Echar finalmente el chocolate picado y las nueces troceadas al gusto, mezclando con movimientos envolventes.
Llenar el molde y hornear durante unos 30-35 minutos. Comprobar el punto pinchando con un palillo; debería salir manchado, pero no lleno de masa líquida. Esperar un poco fuera del horno antes de desmoldar y dejar enfriar completamente sobre una rejilla.
Cortar en porciones cuando esté frío. Si está bien jugoso será más fácil cortarlo dejándolo unos 30-60 minutos en la nevera, cuando ya no esté caliente. Conservar en un recipiente hermético en el frigorífico.
Con qué acompañar el brownie de plátano
Jugoso, denso pero suave, con un potente sabor a plátano y el contraste de las nueces, este brownie marida de lujo con un buen café solo o capuccino casero, o un simple vaso de leche fresca o bebida vegetal. Un té negro con especias, o también alguna infusión sin teína como el roobios, también acompañarán este dulce con alegría a media tarde o en la sobremesa. Y se convertirá en un capricho de postre con helado, nata montada, frutos rojos o salsa de vainilla. Si queremos potenciar el sabor a cacao podemos acompañarlo con una salsa de chocolate fundido caliente.
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