En tiempos de Carnaval es el momento de animarse a disfrutar con los dulces de sartén. Hoy en día pueden echarnos para atrás por la mala fama de las frituras, pero merece la pena recuperar estas delicias en las fechas que más corresponden.
En esta ocasión nos entregamos a otros dulces italianos, los castagnole, siguiendo la receta de una murciana que domina como nadie las recetas de carnavales, y masas similares como los típicos [buñuelos de viento] https://www.directoalpaladar.com/postres/bunuelos-de-viento) o unos aromáticos buñuelos de manzana de la abuela.
Como la misma María comenta, a pesar de que estas pequeñas delicias parecen buñuelos, en realidad al hincarles el diente recuerdan más a las rosquillas fritas, incluso ligeramente a los dónuts caseros. Son muy fáciles de preparar y os recomiendo doblar las cantidades, ya que se devoran en un suspiro y aguantan muy bien un par de días si se guardan bien. Son típicos de la zona de Emilia Romagna y su nombre al parecer viene de la forma que tienen, que recuerda a las castañas.
Colocar en un recipiente el azúcar con la mantequilla troceada, el anís, la ralladura de medio limón previamente lavado y el huevo. Batir con unas varillas hasta tener una mezcla sin grumos.
Incorporar la harina con la levadura química y la pizca de sal, y trabajar todo muy bien hasta tener una masa homogénea, maleable y suave, no pegajosa ni seca.
Tomar porciones de más o menos el mismo tamaño y formar bolitas con las manos. Nos las podemos engrasar ligeramente si se pegaran. Colocar los castagnole formados en una bandeja.
Calentar abundante aceite de oliva o de girasol hasta alcanzar una temperatura de entre 160ºC y 180ºC y freír hasta que estén bien dorados. No llenar demasiado el espacio, hacerlo por tandas.
Colocar los castagnole fritos sobre papel de cocina y después rebozar en una mezcla de azúcar granulado y azúcar glasé.
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Con qué acompañar los castagnole
Es imposible no probar inmediatamente uno de estos deliciosos castagnole italianos de carnaval cuando todavía están calientes. Son un bocado delicioso acompañados de chocolate a la taza o licor dulce, perfectos para el desayuno o la merienda, o para el café de sobremesa.
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