No venimos hoy a hablar de milagros, sino de cocina y de recetas de verano fáciles que os permitan apurar vuestras vacaciones o vuestros días libres sin tener que permanecer amarrados a la cocina.
Precisamente lo que sucede con esta crema de café que con solo tres ingredientes y cinco minutos os va a permitir tener un postre de diez sin complicaciones, sin gastar de más y que podrá tomar toda la familia (si usáis café descafeinado).
Son muchas las recetas con café, sobre todo para postres, que hemos hecho en DAP durante todos estos años, pero creo que ninguna es tan fácil y rápida como esta. No vamos a negar que un buen bizcocho de café es una pasada.
Como tampoco le vamos a quitar el mérito al tiramisú de ser, posiblemente, el gran postre de café de la cocina europea, aunque se tiene que andar con ojo con el no menos clásico flan de café, infalible en casa de cualquier abuela.
Lo único que tenéis que hacer es juntar el azúcar en un cuenco amplio con el café soluble y mezclarlo bien. Acto seguido incorporáis el agua, mejor cuanto más fría esté, y removéis para que se integren.
Pasada esa primera integración solo tendréis que dar un poquito de alegría a la mezcla con unas varillas eléctricas, batiendo con energía, para que la crema comience a espesar, que lo hará a medida que entre más aire en la mezcla.
Cuanto más batáis, más consistencia y más clara será vuestra crema de café, que podéis disfrutar en el acto o guardar un poco en la nevera. Eso ya va al gusto, pero tendréis en cinco minutos una receta que pueden comer niños y mayores y que además no tiene problemas para intolerancias a la lactosa o al gluten.
Un auténtico win-win en toda regla que podéis además refrigerar con antelación para consumir unas horas más tarde sin ningún problema. En la mezcla no hay más que agua, azúcar y café. ¿Qué más se puede pedir?
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