Si tienes que preparar un postre o merienda algo especial, y te ha pillado el toro o no tienes un gran equipamiento a mano, el clafoutis francés nunca falla. Esta receta tradicional, que originalmente se prepara con cerezas, tiene otras versiones con más frutas, como el flaugnarde, pero básicamente siguen el mismo patrón. Con arándanos frescos sale delicioso, es muy ligero y rapidísimo de preparar.
Esta vez hemos seguido, con ligeros cambios, esta receta de David Lebovitz adaptándola a un buen cargamento de deliciosos arándanos que teníamos en casa, una golosina natural y saludable con muchas ventajas para elaborar postres. No hay que pelarlos, ni trocearlos ni quitarles semillas o ramitas, y además son naturalmente muy dulces, a diferencia de otras bayas.
Ingredientes
- Arándanos 300 g
- Huevo L 3
- Azúcar (y un poco más para espolvorear) 50 g
- Leche entera 250 ml
- Esencia de vainilla 2.5 ml
- Sal 2 g
- Harina de trigo 70 g
- Licor de cereza o kirsch u otro licor (o zumo) 20 ml
- Ralladura de limón 0.5
- Mantequilla para engrasar
Cómo hacer clafoutis o flaugnarde de arándanos
- Tiempo total 35 m
- Elaboración 15 m
- Cocción 20 m
Precalentar el horno a 200ºC con calor arriba y abajo, o a 180ºC con ventilador. Engrasar con mantequilla un molde redondo de unos 20-23 cm de diámetro, o con forma ovalada. Nos sirve realmente cualquiera en el que quepa 1,75 litros de líquido; será más grueso y jugoso si el molde no es demasiado grande.
Lavar y secar con suavidad los arándanos, procurando que no haya restos de ramitas, hojas o frutos dañados. Disponer en el molde, llenando bien todo el espacio del fondo (se pueden amontonar un poco) y reservar.
Disponer los huevos en un recipiente mediano. Añadir el azúcar, la sal y 1/3 de la leche. Tamizar encima la harina con un colador y batir con las varillas hasta que no haya grumos. Echar el resto de la leche, la vainilla, el licor y la ralladura fina de limón.
Batir un poco más todo el conjunto hasta tener una masa líquida homogénea y echar, con suavidad, sobre los arándanos. Menear un poco para redistribuirlos de forma homogénea, y hornear durante unos 20-25 minutos.
El tiempo final depende del molde y el horno. Debe estar cuajado en el centro, solo ligeramente dorado por los bordes. Si lo queremos más jugoso, como un pudding, lo podemos sacar antes, y al contrario: unos minutos más nos dará una consistencia más sólida y firme.
Espolvorear con un poco de azúcar un par de minutos ya fuera del horno, y dejar enfriar sin desmoldar. Se puede tomar tibio, enfriado a temperatura ambiente o reposado en frío en la nevera, procurando no servirlo demasiado helado para que no se mate el sabor.
Con qué acompañar el clafoutis de arándanos
Lo tomemos tibio, frío o del tiempo, el clafoutis de arándanos es una delicia por sí solo que no necesita nada más, pues resulta muy jugoso, dulce y fresco, nada pesado. Es perfecto para poner la guinda dulce de cualquier comida, idealmente una barbacoa en la terraza de verano, pero también puede ser una merienda especial cuando llegue el otoño.
Podríamos coronarlo con nata montada casera sin endulzar, crema agria o yogur espeso, y también estaría exquisito con crema inglesa o salsa de caramelo líquido. Si queremos darle un toque crujiente, podemos tostar unos frutos secos o añadir alguna galleta bien crujiente desmenuzada.
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