Los gofres que venden en los típicos remolques callejeros o de feria me dan repelús -empachan solo con olerlos-, pero me encantan todas las variantes de este dulce, del que nos encanta ahondar en qué son los gofres. A falta de gofrera, los moldes dan también muy buenos resultados, así podemos darnos un capricho ocasional preparando nuestros propios gofres al horno al gusto muy fácilmente.
Frente a la versión belga o de Lieja, que parte de una masa levada, los típicos gofres o waffles que tanto vemos en la televisión americana son un lienzo en blanco para servir con lo que más nos apetezca. A mí me gusta añadir un toque integral a la masa para darle más textura y sabor, y tienen que ser tiernos por dentro y crujientes por fuera.
Si no tenemos buttermilk comercial, podemos mezclar la leche, ligeramente tibia, con vinagre blanco o zumo de limón. Después de reposar unos 20-30 minutos, tendrá textura como algo cortada, ya está listo.
Para hacerlos al horno, precalentar el electrodoméstico a 220ºC y engrasar ligeramente el molde, para asegurarnos de que saldrán sin problemas.
Derretir la mantequilla con cuidado en el microondas y dejar enfriar. Batir los huevos con unas varillas, añadir el buttermilk, la vainilla y, si usamos, azúcar. Añadir la mantequilla y mezclar bien.
Incorporar la harina tamizada con la levadura, el bicarbonato y la sal. Combinar con las varillas con suavidad, hasta tener una masa homogénea y sin grumos, sin sobremezclar.
Preparar en la gofrera según las instrucciones del aparato, o verter en un molde adecuado para el horno. Hornear durante unos 10-12 minutos, sacar con cuidado y desmoldar, dándoles la vuelta, sobre una bandeja adecuada. Volver a hornear unos 3-5 minutos más, vigilando que no se quemen, hasta que queden crujientes por fuera.
Con qué acompañar los gofres al horno
Yo prefiero no añadir azúcar a la masa de los gofres al horno para que den más juego a la hora de servirlos. Además podemos congelarlos individualmente y descongelarlos directamente dentro de la tostadora, según la ocasión.
Entre los acompañamientos más clásicos, para una ocasión especial, están la nata montada, el helado -de vainilla, infalible-, o una salsa de chocolate caliente, muy fácil de preparar fundiendo chocolate negro con algo de leche o nata líquida.
También son buenos acompañamientos las salsas de frutas -mucho mejores que los siropes comerciales-, a base de compota o mermelada, mejor si es casera. La fruta fresca, sin más adornos, es una alternativa saludable perfecta para el desayuno, especialmente los frutos rojos o del bosque.
Otra buena guarnición de los gofres es el yogur natural, mejor si es griego, bien cremoso, aromatizado con vainilla o ralladura de limón, o un poco de miel. Como las tortitas, el sirope de arce y la miel también combinan bien con los gofres, sin abusar demasiado, o una nuez de mantequilla.
En cuanto a acompañamientos salados, podemos jugar con casi todo lo que se nos ocurra. En general los quesos van muy bien, también el aguacate, tomate, jamón, huevos o una ensalada fresca. En ciertas zonas de Estados Unidos es típico combinar gofres con pollo frito, solo para estómagos fuertes.
En DAP | Receta gofres salados
En DAP | Salsa de chocolate para gofres