Como absoluta apasionada del limón, el lemon curd me vuelve loca. Es una crema deliciosa que podría devorar a cucharadas, y por eso precisamente tiene mucho peligro. Intento hacerla casera para evitar caer en la tentación en las tiendas, y ahora que he dado con esta receta baja en grasas me permito el capricho más a menudo. Es una idea estupenda para regalar un detalle dulce en Navidad, o cuando sea.
Recomiendo ajustar la cantidad de azúcar al gusto, porque yo prefiero que la crema sea algo ácida y menos dulzona. La verdad es que sorprende el buen resultado de esta versión, en la que prescindimos de la mantequilla y utilizamos huevo entero para no tener que añadir demasiadas yemas. Es una receta muy fácil y rápida, solo hay que tener cuidado de que no queden grumos para lograr esa deliciosa textura.
Exprimir el zumo de los limones sobre un cuenco grande para aprovechar todos los jugos, estrujando bien la pulpa. Colar y poner en un cazo con el azúcar, la ralladura de un limón y una pizca de sal. Calentar y remover a fuego medio hasta que se disuelva el azúcar. Añadir si se desea un poco de esencia de vainilla.
Batir el huevo en otro recipiente con unas varillas, añadiendo la maizena y removiendo bien para que no queden grumos. Echar con cuidado el zumo de limón dulce, batiendo constantemente hasta integrarlo. Volver a colar sobre el cazo para retirar las impurezas y calentar.
Cocer a fuego suave, removiendo constantemente, durante unos 10 minutos o hasta que haya espesado al gusto. Verder en tarros y dejar enfriar antes de tapar y guardar.
Con qué acompañar el lemon curd
El lemon curd bajo en grasas se puede servir al modo tradicional, frío y acompañando scones, bollos o panecillos, solo, con clotted cream o queso. También es un excelente acompañamiento de todo tipo de postres, helados o yogur. Probadlo para rellenar tartas, pastelitos o empanadillas y seguro que os encanta.
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