La época navideña es el momento perfecto para animarse a jugar con el chocolate en casa. Las bajas temperaturas ayudan a manejarlo mejor, y podemos pasar un rato divertido -y deliciosamente pringoso- en buena compañía, a la vez que preparamos un rico detalle para regalar en las fiestas. Si los mendiants no fallan, las trufas de chocolate caseras son otro acierto seguro para los amantes del cacao.
Cada año me pregunto por qué no hago trufas más a menudo, y me doy cuenta de que es demasiado fácil caer en la tentación de ir catando la masa en el proceso.
Tenemos más ideas para elaborar trufas navideñas, pero esta es mi receta básica, la más simple, sencilla y deliciosa, con la que es imposible fallar. Solo tres ingredientes nos separan de este dulce perfecto para las sobremesas.
Poner la nata en un cazo. Abrir la vaina de vainilla practicando un corte fino con un cuchillo bien afilado, si la usamos, y añadirla. Calentar a fuego bajo para evitar que hierva y la nata se infusione con la vainilla.
Mientras tanto picar a cuchillo o con una picadora el chocolate. Podemos también rallarlo, aunque será más pringoso. Cuanto más picado, más rápido se fundirá. Disponerlo en un recipiente resistente al calor.
Retirar la vainilla y echar la nata con suavidad sobre el chocolate. Lo ideal es verterla justo antes de que empiece a hervir. Esperar un minuto y remover con cuidado, poco a poco, hasta que el chocolate se funda y se mezcle con la nata.
Mezclar hasta tener una crema homogénea y brillante, sin grumos. Dejar enfriar un poco, tapar con plástico film y llevar a la nevera. Hay que dejar que se enfríe como mínimo dos horas, pero yo prefiero esperar hasta el día siguiente.
Para formar las trufas, disponer un cuenco con cacao en polvo y un pequeño colador. Si tenemos herramientas de chocolatería será más fácil, pero con cucharillas normales nos podemos apañar.
Tomar pequeñas porciones de chocolate y rebozar en el cacao, mezclando bien. Poner en el colador y dar unos golpecitos para sacudir el exceso. Colocar en cápsulas de papel, de bombón o simplemente en un recipiente limpio. Continuar hasta terminar con el chocolate.
Se pueden usar las manos para dar forma más redonda, pero ya advierto que nos pringaremos. Es parte de la diversión, para qué engañarnos, aunque podemos usar guantes aptos para uso alimentario si no queremos manchar todo de chocolate.
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Con qué acompañar las trufas de chocolate
¿Hace falta dar consejos de degustación? Las trufas caseras son puro placer para los amantes del sabor más puro del chocolate, si usamos negro de buena calidad. Haen una pareja ideal con el café de sobremesa, un licor dulce o vino tinto, aunque tampoco van mal con un vaso de leche, un té negro o una infusión bien especiada.
Podemos cubrir las trufas con azúcar glasé, granillo de frutos secos, coco rallado, virutas de chocolate... Pero yo prefiero usabuen cacao puro en polvo para potenciar aún más el sabor del chocolate más simple.
Podemos guardarlas en la nevera, aunque puede que haya que renovar la capa de cacao antes de servir si pasan muchas horas. Si las servimos y las dejamos expuestas a temperatura ambiente, hay que procurar que no tengan cerca una fuente de calor.
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