Es innegable lo curiosas y bellísimas que son las galletas maamoul, un dulce tradicional de los países de Oriente Medio y el Golfo Pérsico. Se elaboran partiendo de una sencilla masa de mantequilla, harina o semolina, agua de azahar y un poco de azúcar que se rellena de dátiles, higos, pasas, orejones y otros frutos secos, al gusto.
Lo más característico es su forma espectacular, que se consigue con unos moldes de madera con forma de cuchara con un hueco tallado en el centro. En ellos se deposita un poco de masa, que se extiende por la base y paredes, después un poco de relleno y, por último, más masa con la que cerrar la galleta.
Las galletas maamoul son aromáticas y tienen un sabor muy delicado. Resultan perfectas para acompañar una taza de té o cualquier otra bebida caliente. Son un dulce laborioso, pero merecedor del esfuerzo que requieren. Dentro de un recipiente hermético y en un sitio seco, aguantan en buen estado más de una semana. Así que, ya que nos ponemos, ¿por que no hacer una buena cantidad?
Masa
Batimos la mantequilla, el azúcar y el agua de azahar en un recipiente hondo y amplio con ayuda de unas varillas eléctricas durante cinco minutos. Agregamos la leche e incorporamos la harina, poco a poco, al tiempo que batimos. Cuando no podamos continuar con la batidora, porque la masa se haya vuelto demasiado consistente, la amasamos sobre la encimera mientras añadimos el resto de la harina.
Tenemos que obtener una masa suave, ni pegajosa ni seca. Comprobamos el punto boleando un poco de masa. Si se queda pegada a las manos, añadimos un poco más de harina. Si se resquebraja, añadimos un poco más de leche. Una vez lista la envolvemos en papel film y la dejamos reposar en la nevera durante media hora.
Relleno
Picamos finamente los dátiles y las nueces. Calentamos el agua, el zumo de naranja y el azúcar en un cazo. Cuando comience a hervir añadimos la picada anterior y removemos. Bajamos el fuego y cocemos cinco minutos. Fuera del fuego agregamos la mantequilla, el agua de azahar, la canela y la ralladura de naranja. Dejamos enfriar.
Montaje
Boleamos porciones de entre 25 y 35 gramos de masa, dependiendo del tamaño de molde que tengamos, y las cubrimos con un paño húmedo para que no se sequen.
Tomamos una bola y la colocamos en la cavidad del molde, que habremos enharinado previamente. Presionamos y distribuimos la masa por la base y laterales, dejando que sobresalga algo de masa (que servirá para cubrir más tarde el relleno). Hay que procurar dejar el mismo grosor en toda la superficie.
Rellenamos con una cucharadita del relleno (que habrá de estar frío) doblamos la masa sobrante hacia el interior. Si nos quedara algún agujero, parcheamos con un poco más de masa. Con mucha suavidad presionamos la masa contra el molde, para que se marque bien el dibujo, y retiramos el exceso de masa en caso de haberlo.
Desmoldamos la galleta volteando el molde y dando un par de golpes secos, pero suaves, sobre la encimera. Por último la colocamos sobre una bandeja de horno cubierta con papel sulfurizado. La masa es muy delicada así que tendremos que ir con cuidado si no queremos estropear el dibujo.
Repetimos el proceso con el resto de galletas hasta terminar la masa.
Horneado
Introducimos las galletas en la nevera durante media hora, esto ayudará a que mantengan mejor su forma durante el horneado.
Transcurrido el tiempo de reposo y enfriado, llevamos la bandeja al horno, precalentado 180 ºC con calor arriba y abajo. Programamos 12 minutos o hasta que la base se empiece a dorar ligeramente y la superficie se mantenga blanca.
Retiramos las galletas del horno y las dejamos enfriar completamente antes de manipular, pues son muy delicadas cuando están caliente. Una vez frías las espolvoreamos, opcionalmente, con azúcar glas y listas para servir.
Generisch Maamoul Mamul - Molde de madera para galletas, diseño de corazón
Con qué acompañar las galletas maamoul
Hay una combinación que me encanta y es la de las galletas maamoul y una infusión humeante, que se puede servir en la sobremesa o a media tarde. Pero eso no quita para que las podamos comer en cualquier otro momento del día y acompañarlas de nuestra bebida favorita. ¡A los niños les encantarán con un vaso de leche bien fresquita!
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