Cuando no tenemos mucho tiempo para la cocina, pero nos apetece terminar nuestra comida con un postre de toda la vida, entonces el arroz con leche en olla exprés es la solución perfecta. Es deliciosa, se prepara en un abrir y cerrar de ojos, no necesita de supervisión, ni de remover, ni de cuidado alguno. Un capricho de postre en todos los sentidos.
La crema de arroz con leche en olla a presión adquiere un tono ligeramente beige como resultado de cocer la leche y el arroz junto con el azúcar y la mantequilla. Dos ingredientes que, en la receta tradicional, se agregan siempre al final del proceso de cocción. El arroz con leche adquiere un sabor ligeramente acaramelado y una textura muy cremosa. De ahí el nombre con que lo hemos bautizado.
Lavamos bien el limón con un estropajo, agua y jabón para retirar cualquier resto de pesticida. Con ayuda de un cuchillo afilado, retiramos la mitad de la piel procurando cortar sólo la parte amarilla. La parte blanca es amarga y, si la usáramos, el sabor de la crema de arroz con leche se vería ligeramente afectado por ello.
Calentamos la leche junto con la mantequilla y la cáscara del medio limón. Cuando comience a hervir, agregamos el azúcar y el arroz. Removemos y llevamos el conjunto a ebullición de nuevo, a fuego suave. Tapamos y colocamos la válvula de la olla a presión en el número 2. Cuando el vapor comience a salir, contamos 14 minutos de cocción.
Transcurrido este tiempo, apagamos el fuego y dejamos que el vapor salga por sí solo. Cuando la válvula de presión haya caído, abrimos, removemos y repartimos la crema en cuatro cuencos. Dejamos atemperar. La crema espesará con el reposo y tomará cuerpo. Antes de servir, espolvoreamos con abundante azúcar y caramelizamos con un soplete o bajo el grill del horno (opcional).
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Con qué acompañar la crema de arroz con leche en olla a presión
Esta crema de arroz con leche en olla a presión es una buena forma de coronar una comida. Perfecta para esos días en que el tiempo nos falta, pero queremos darnos un capricho. Está deliciosa en templado o a temperatura ambiente, así que lo mejor es comerla en el día de elaboración. Si prescindís del caramelizado, aumentad ligeramente la cantidad de azúcar para que no quede sosa.
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