La avena, primero en forma de copos y después también como harina, salvado o en forma de bebida vegetal, ha conquistado nuestra despensa a raíz de ponerse de moda como alimento para deportistas. Sin ser la panacea ni un pretendido superalimento, sí tiene multitud de beneficios, entre ellos su mayor contenido en proteínas y fibra.
Los desayunos a base de avena llevan siendo comunes desde hace siglos en muchos países, donde los porridges han sido para muchas clases humildes un alimento energético básico de supervivencia. Hoy en día por suerte podemos aprovechar este cereal en sus múltiples formas para ir más allá de las gachas, con masas como la que traemos hoy, enriquecida con otros ingredientes que suman mas proteínas.
El resultado es una especie de pastel o bizcocho jugoso, saciante y tierno, que podemos hornear en un solo molde para cortar en porciones o dividir en moldes individuales de cualquier tipo, sean tartaletas o de muffins o magdalenas. Incluso se podrían hacer en microondas con moldes adecuados, jugando con el tiempo de cocción -un par de minutos, a ojo, según el tamaño-.
Usamos huevos enteros y claras, pero podrían usarse solamente claras de huevo si prefieres disminuir la grasa. Además empleamos skyr, pues es un lácteo muy rico en proteínas, con muy poca agua, espeso; si usas otros yogures la consistencia de la masa podría variar, quedando quizá algo más húmeda. Si no tienes proteína en polvo, añade más harina de avena o usa algún fruto seco molido como el cacahuete o la almendra.
Precalentar el horno a 170º C con aire o con calor arriba y abajo a 180º C. Engrasar los moldes elegidos si es necesario. Batir en un recipiente los huevos con las claras, la vainilla si es líquida y el erititrol si se usa, hasta que espumen un poco.
Añadir el yogur o skyr, ralladura de cítricos o vainilla en polvo y/o canela molida si se usa, la harina de avena, los copos y la proteína, y mezclar con las varillas hasta tener una mezcla homogénea. Dividir en los moldes o en uno grande apto para el horno.
Decorar con fruta al gusto y, opcionalmente, más copos de avena o frutos secos. hornear hasta que al pinchar el centro con un palillo salga casi limpio, unos 20-25 minutos para moldes pequeños, y esperar fuera del horno a que se enfríen antes de desmoldar.
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Con qué acompañar el desayuno proteico de avena
Según el tamaño de las porciones este desayuno alto en proteínas será más o menos saciante, sin resultar pesado al estómago, y nos mantendrá sin picos de hambre durante toda la mañana. Podemos acompañarlo de más fruta de temporada y el café, leche, té o bebida vegetal que solamos tomar. En verano es mejor guardar las porciones en la nevera, aunque es más recomendable congelarlas envolviéndolas individualmente.
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