Mi abuela materna era una excelente repostera. Dulce que elaboraba, dulce que bordaba. Recuerdo todas y cada una de sus especialidades con especial cariño, tanto como el que ella le ponía a la tarea de elaborarlas. De entre sus dulces, uno de mis favoritos eran las empanadillas de crema pastelera. Un bocado muy sencillo, pero no por ello deja de ser delicioso.
Alguna vez las he preparado para mis hijos, y ellos parecen disfrutarlas tanto como hacía yo de niña. Hace un par de días me acordé de ellas y pensé que ya era hora de volver a preparar estas empanadillas. Y aquí están. Mi presentación, nada que ver con la de mi abuela. Pero es que a mi...¡me pierden las puestas en escena diferentes!
No obstante, para los que sois de gustos clásicos y no concebís una empanadilla que no tenga forma de media luna y en la que la oblea se doble por el centro sobre sí misma, os dejamos la vídeo receta que también podéis encontrar en nuestro canal de YouTube. Aunque hemos usado los mismos ingredientes y forma de elaboración, la presentación es la tradicional. Ahora, el sabor es igual de bueno.
Comenzamos preparando la crema pastelera. Yo he optado por hacerla en el microondas con la receta de mi compañera Esther. En cinco minutos está lista, apenas se ensucian cacharros y el resultado es fabuloso. No obstante, si no tenéis microondas, tendréis que seguir la receta de crema pastelera tradicional o, si sois intolerantes a la leche, la de la crema pastelera sin leche.
Una vez lista la crema pastelera, y en caliente, la cubrimos con papel film transparente. El film ha de tocar la crema, así evitaremos que se forme una capa seca en la superficie. Dejamos que se enfríe antes de utilizarla como relleno de nuestras empanadillas.
Extendemos las obleas sobre la superficie de trabajo y, a la mitad de ellas, les hacemos un dibujo decorativo con un cortapastas mini. Yo he usado uno con forma de corazón, pero se puede usar cualquiera que tengáis a mano. Es más, podéis no hacerlo. Esto es totalmente opcional, aunque le añade un toque decorativo muy bonito.
Sobre la otra mitad de las empanadillas colocamos una cucharada de crema pastelera y la extendemos sin llegar al borde, que pincelamos con agua. Colocamos un palo de brocheta en el centro y cubrimos con las obleas anteriores y presionamos los bordes para que se peguen y no se salga el relleno con el horneado
Podemos recortar el borde con una espuela, también esto es opcional. Transferimos las empanadillas a una bandeja de horno cubierta con papel sulfurizado, pincelamos con huevo batido y espolvoreamos con azúcar. Horneamos a 180ºC, en horno precalentado con el calor arriba y abajo, durante 12-14 minutos o hasta que comiencen a dorarse.
Cuando las empanadillas estén listas, esperaremos a que se hayan enfriado completamente antes de manipularlas. Son muy frágiles y se podrían romper al intentar separarlas del papel sulfurizado. Merece la pena ser pacientes, porque el resultado es bien sabroso. Podemos espolvorear con azúcar glasé antes de servir para potenciar un poco más su dulzor.
Con qué acompañar las empanadillas de crema pastelera
EL mejor momento para disfrutar de estas empanadillas de crema pastelera es cuando están recién hechas, ya que pierden en textura con el paso de las horas. Son un acompañamiento fabuloso a un café o té de sobremesa, o una contribución sorprendente a la mesa dulce de una fiesta infantil, familiar o con amigos.
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