Ayer se festejó el Martes de Carnaval, día grande de estas fiestas, aunque las celebraciones continuarán varios días en algunos lugares de nuestro país. Para despedir estas jornadas me apetecía probar otro dulce típico que esta vez nos lleva hasta una de las ciudades con una tradición carnavalera más antigua y famosa, Venecia y sus favette di Carnevale.
Se trata de otra masa frita, con tantas versiones por Europa, que se suele preparar y degustar estos días junto con otras especialidades locales. Me he inspirado en la receta casera de Life Love Food, y han resultado un bocado esponjoso, aromático y ligeramente dulce. Me falta algo de mañana para darles una forma bonita, pero han sido un éxito en casa.
Ingredientes
- Huevo M 3
- Azúcar 30 g
- Levadura química 8 g
- Anís dulce 15 ml
- Agua tibia 70 ml
- Leche tibia 70 ml
- Ralladura de limón 0.5
- Zumo de limón 0.5
- Mantequilla sin sal derretida 70 g
- Sal 4 g
- Harina de repostería y algo más para amasar 300 g
- Aceite de oliva virgen extra para freír
- Azúcar glasé
Cómo hacer favette di Carnevale
- Tiempo total 30 m
- Elaboración 10 m
- Cocción 20 m
- Reposo 20 m
Disponer la harina en un recipiente, mezclar con la sal y la levadura. Formar un hueco en el centro y añadir los huevos, el azúcar, la ralladura de limón, los líquidos, y la mantequilla. Batir ligeramente con unas varillas y empezar a mezclar con la harina.
Trabajar la masa hasta que quede homogénea. Posiblemente necesite añadir más harina, hasta conseguir una textura pegajosa pero con la que podamos tomar porciones, similar a la de los buñuelos. Tapar y dejar reposar 20 minutos.
Calentar abundante aceite de oliva y freír porciones redondeadas hasta dejarlas doradas al gusto. Escurrir sobre papel de cocina y continuar hasta terminar con la masa. Espolvorear con azúcar glasé antes de servir. También se pueden hacer al horno, depositando porciones redondas de masa en una bandeja y cociéndolas unos 20 minutos a 180ºC.
Con qué acompañar los favette de Carnaval
Los favette di Carnevale hay que degustarlos mejor recién hechos, cuando mantienen intacta su textura con el contraste dorado exterior y el interior esponjoso, pues al pasar las horas se humedecen. Los podemos rebozar en azúcar glasé o azúcar cristalizado, y mojar en lo que más nos apetezca: un buen café, chocolate caliente, té, o simplemente un poco de leche.
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