Solo tienes que adaptar la receta básica al producto de temporada que prefieras o tengas más a mano
Un postre que suele gustar a todo el mundo y pone el broche de oro en cualquier ocasión es el flan. Y si decimos que siempre gusta, es porque hay muchas variantes de este tradicional dulce cremoso; si no eres fan del flan de huevo clásico, seguro que habrá otra receta que sí te haga salivar a cada cucharada. Incluso se puede adaptar a versiones más saludables, con menos azúcar y enriquecidas con productos de temporada.
Un buen ejemplo es nuestro flan de plátano, receta de aprovechamiento ideal para reducir al máximo el azúcar añadido, sobre todo si usas plátanos muy maduros. Solo necesitas huevos, fruta y leche o cualquier bebida vegetal para evitar los lácteos, si lo necesitas. En casa solemos usar bebida de soja natural por su sabor más neutro, pero puedes emplear de avena, almendra, espelta, arroz... Recuerda que algunas marcas añaden azúcares, y que la de avena natural es naturalmente más dulzona.
Para adaptar el flan a otros productos no tienes más que sustituir los plátanos por, por ejemplo, calabaza, boniato, manzana, membrillo... en estos casos mejor cocer o asar el producto primero, hasta obtener un volumen semejante a la pulpa de los plátanos pelados. Una fórmula básica que funciona bien es la de 200 g de fruta/hortaliza cocida por cada 400 ml de bebida o leche y 4 huevos medianos.
Tritura todo, pasa por un colador para retirar grumos y cocina en el molde o moldes al baño maría en el horno precalentado a 180ºC, sin aire. Si son moldes pequeños, estarán listos en unos 15-20 minutos; el molde grande tardará casi el doble.
A esos tres ingredientes básicos puedes agregar edulcorante líquido o un poco de azúcar, zumo de limón o naranja, vainilla... y puedes también hacer un caramelo para el molde o usar uno comprado, salvo que quieras evitar por completo los azúcares añadidos.
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