Cuando era pequeña era difícil encontrar avena en las tiendas habituales, y mi padre tenía que comprarla en un lugar especializado, de importación. Por suerte hoy en día es un básico en muchas despensas, y a mí me encanta usarla como base de galletas como estas de avena, naranja y jengibre.
Es una de esas recetas facilísimas que sólo requieren mezclar, formar y hornear, sin reposos ni recortar formas elegantes. Sencillas galletas energéticas, con un delicioso aroma de naranja y jengibre y el toque especial de la naranja confitada oculta en el interior de la masa.
Precalentar el horno a 180ºC y preparar una bandeja grande engrasándola o cubriéndola con papel sulfurizado. Derretir la mantequilla y dejar enfriar un poco. Rallar la piel de naranja y mezclar con el azúcar moreno en un recipiente mediano, estrujándolo con los dedos.
Añadir los copos de avena, la harina, el azúcar vainillado, la sal y el jengibre. Mezclar todo con unas varillas. Incorporar la mantequilla y el huevo ligeramente batido. Mezclar un poco y añadir la naranja confitada muy picadita. Trabajar todos los ingredientes hasta tener una masa homogénea. Si estuviera algo seca, añadir un chorrito de leche.
Tomar porciones con una cucharilla y formar bolitas con las manos humedecidas. Colocarlas en la bandeja y aplastar ligeramente con el dedo o con un tenedor. Hornear durante unos 10-12 minutos, hasta que estén doradas. Dejar enfriar sobre una rejilla.
Con qué acompañas las galletas
Estas galletas de avena, naranja y jengibre son de las que me gustan para tener a mano en casa cuando apetece un bocado algo dulce, a cualquier hora del día. Acompañan muy bien el café o té de media tarde, y también son deliciosas junto a un vaso de leche fría o de horchata.
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