En mi casa mi madre nunca nos compró galletas para desayunar pero sí caía algún paquete muy de vez en cuando para la merienda. Nunca me han gustado los dulces demasiado dulces fuera del postre, por eso estas galletas italianas de avena sabía que me iban a encantar en cuanto me encontré de casualidad con la receta.
Por lo que cuenta su autora, las Grancereale parecen ser unas galletas típicas de desayunos y meriendas en Italia, muy parecidas a tantas que pueblan nuestros supermercados, cuyo consumo habría que moderar. Para tomar de vez en cuando siempre es mucho mejor una versión casera como esta, con poco azúcar, con aceite de oliva virgen extra y ricas en fibra.
Si usamos copos de avena demasiado gruesos es mejor triturarlos un poco con un procesador de alimentos, con cuidado de que no se transformen en harina. Mezclar la avena con las harinas, el salvado, la almendra molida, la canela, el azúcar, la sal y el bicarbonato, combinando con unas varillas para evitar los grumos.
Añadir el aceite de oliva y la vainilla, y empezar a mezclar. Incorporar la leche y combinar con una espátula o lengüeta, trabajando con suavidad la masa. Añadir un poco más de leche si estuviera demasiado seca. Debe quedar húmeda pero no pegajosa, que se amalgame bien al apretarla. Tapar y dejar enfriar en la nevera como mínimo 30 minutos.
Precalentar el horno a 170ºC con calor arriba y abajo y preparar dos bandejas. Estirar la masa sobe una superficie limpia, dejando un grosor de unos 4 mm, y recortar galletas con un cortador o con un vaso. Dependiendo del tamaño y el grosor de la masa nos saldrán unas 30-40 galletas. Distribuir en las bandejas, dejando un poco de espacio de separación -no crecen mucho-.
Se pueden pincelar con aceite o con leche si queremos que queden más crujientes y con un toque más dorado, pero así tal cual salen bien. Hornear una bandeja cada vez, durante unos 20-25 minutos, quizá algo más si las hemos cortado grandes y más gorditas. Vigilar que no se tuesten. Esperar un par de minutos fuera del horno, trasladar a una rejilla y dejar enfriar.
Con qué acompañar las galletas
La textura rústica, crujiente pero suave, de estas galletas integrales de avena, con su aroma a cereales y especias, es perfecta para tomar con un vaso de leche o bebida vegetal en el desayuno o merienda. También hacen una gran pareja con fruta fresca o compota, y están deliciosas con queso fresco, yogur o requesón y un poco de mermelada, o con algo de queso más potente. Creo que serían estupendas para usar como base de una tarta de queso, ¿alguien se anima a probarlas?
En Directo al Paladar | Galletas de mantequilla tostada con chips de chocolate y centeno. Receta
En Directo al Paladar | Galletas fáciles de aceite con avellanas. Receta