Las pastas shortbread son toda una perdición para los amantes de las galletas más clásicas de mantequilla, sin muchas florituras. Típicas de Esocia y muy populares en todo Reino Unido -y más allá-, su fórmula original solo tiene tres ingredientes, pero si añadimos cacao aparece otro duro competidor en el recetario.
Con un robot de cocina o procesador de alimentos, la masa se prepara rápidamente, pero se pueden hacer a mano sin problemas. Esta versión adaptada de Trish Deseine tienen la ventaja además de que pide la mantequilla fría, y que no necesita reposo en la nevera, ni rodillo, ni cortadores. Rústicas, simples y deliciosas, son perfectas para improvisar un dulce con el que acompañar el café o té de sobremesa.
Cortar la mantequilla en cubitos pequeños y volver a enfriar un poco en la nevera, por si con la manipulación la hemos reblandecido (especialmente en verano).
Precalentar mientras el horno a 150º y cubrir el fondo de un molde redondo de 28-30 cm con papel antiadherene, y engrasar los laterales. También se puede hacer en un molde rectangular o cuadrado.
Mezclar en el robot todos los ingredientes menos la mantequilla. Añadir esta y procesar en tandas hasta conseguir una textura de migas húmedas, o mezclar todo a mano rápidamente.
Volcar sobre la mesa limpia y trabajar ligeramente la masa para cohesionarla. Echar en el molde y aplastar para cubrirlo entero, presionando, dejando la superficie lo más lisa posible.
Hornear durante unos 50 minutos en la parte medio-baja del horno, girando el molde a mitad del tiempo para que se haga de forma homogénea. Una vez fuera, antes de que se enfríe, marcar las porciones con un cuchillo de hoja fina afilada. Desmoldar cuando se haya enfriado.
Con qué acompañar las shortbread de chocolate
Si las shortbread clásicas piden un té, esta versión con cacao acompañará mucho mejor un buen café, mejor si es intenso y aromático, como un espresso italiano. Una copita de licor dulce también sería un maridaje muy tentador, aunque solo con un vaso de leche o bebida vegetal ya tendremos una merienda irresistible. En verano apetecen mucho con horchata o leche merengada.
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