Uno de los puntos fuertes de la repostería británica son las galletas, especialmente aquellas que suelen denominar biscuits, muy diferentes a lo que puede ser, por ejemplo, una cookie americana. Las pastas británicas dan prioridad a la mantequilla y no tienen muchas florituras, pero son pastas ideales para tener siempre por casa, como estas galletas Shrewsbury biscuits.
Al parecer, la historia de estos dulces se remonta a varios siglos atrás. Su nombre proviene de la localidad de Shrewsbury, ciudad condado de Shropshire, en Inglaterra. Son unas galletas aromatizadas con limón en su versión más básica, aunque se les puede añadir pasas de corinto, agua de rosas o semillas de alcaravea.
Precalentar el horno a 180º C y preparar una o dos bandejas, engrasándolas o cubriéndolas con papel sulfurizado. Trocear la mantequilla en cubos pequeños para que se atempere un poco, pero no tiene que estar en pomada. Dependiendo de la temperatura de la cocina necesitará más o menos tiempo.
Colocar la mantequilla con el azúcar en un recipiente y comenzar a batir con ayuda de una batidora de varillas. Seguir batiendo varios minutos, hasta que quede esponjoso y bien integrado. Añadir las yemas de huevo y batir un poco más. Echar la harina, la sal y la ralladura de limón, y batir ligeramente.
Terminar de integrar la masa con una espátula firme o con las manos. Amasar hasta obtener una textura lisa. Estirar con un rodillo dejando un grosor de unos 5-6 mm, recortar las galletas y repartir en las bandejas. Hornear durante unos 12-15 minutos, hasta que se hayan dorado. Esperar un par de minutos fuera del horno y dejar enfriar completamente sobre una rejilla.
Con qué acompañar las Shrewsbury biscuits
Las pastas Shrewsbury biscuits son unas galletas ligeramente crujientes pero suaves, ideales para acompañar el té o el café, o para disfrutar a cualquier hora con lo que más nos apetezca. Guardadas en un recipiente hermético aguantan muy bien varios días, aunque es difícil que sobrevivan mucho tiempo.