Nueve ideas de helados ligeros y saludables para hacer en casa y en un santiamén

Es difícil resistirse a los encantos del helado. Nadie nos impide disfrutarlos todo el año, pero es ahora cuando más apetecen; son muy refrescantes y tienen ese algo especial que nos hace volver a las vacaciones de verano de la infancia. Hoy sabemos que los helados industriales van cargados de azúcares y grasas, pero tenemos alternativas más saludables para hacer en casa.

Y como no queremos que nadie se quede sin su capricho helado, os proponemos ideas de helados ligeros que se pueden hacer en un periquete sin demasiadas complicaciones, incluso sin tener una heladera o máquina especial. Con pocos ingredientes es muy fácil preparar helados sanos deliciosos y alguna versión casera más ligera que nos hará olvidar las marcas comerciales.

1. Helado de yogur natural (o yogur helado)

Un buen yogur natural de calidad es una base estupenda para preparar todo tipo de recetas, especialmente postres cremosos. Cuando era niña nos gustaba clavar cucharas directamente en la tapa del yogur para congelarlo tal cual; ahora me tomo la molestia de batirlo un poco con algo de fruta y rellenar moldes de polo, pero la idea es la misma.

Además de polos se pueden hacer helados ligeramente cremosos usando una base de yogur, mejor si es griego -griego de verdad, sin natas o espesantes añadidos-. Podéis usar desnatado, aunque con el yogur entero saldrán más cremosos, y también son más nutritivos.

Solo hay que escurrir el suero, batirlo bien para que quede cremoso y añadir un poco de esencia de vainilla, ralladura de limón o alguna especia. Para endulzarlo podemos usar un poco de almíbar o azúcar invertido, que ayuda a evitar la formación de cristales, pero siendo comedidos. Aunque yo prefiero sacrificar textura para no añadir azúcares, me gusta más incorporar fruta.

El yogur se puede mezclar con trocitos de fruta fresca bien dulce y aromática, o preparar un puré de fruta triturada y combinarlo creando remolinos, que darán un bonito efecto cromático. Con la mezcla lista solo queda verterlo en un recipiente cuadrado o rectangular, y congelar.

Si en el tiempo que tarda en congelar -unas tres horas-, nos molestamos cada 30 minutos en batir la mezcla con una batidora o tenedor, lograremos una mejor textura final. Con un buen robot de cocina se puede obtener un helado cremoso al instante, triturando la fruta y el yogur congelados, como en esta receceta de helado de cerezas.

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2. Sorbete de sandía (y otras frutas)

Me he llevado sorpresas desagradables tomando sorbetes fuera de casa. Yo siempre entendí que eran preparaciones de fruta, agua y azúcar, pero parece ser que muchas marcas y algunas heladerías añaden también ingredientes lácteos. Mal asunto si eres intolerante a la lactosa.

En casa podemos hacer el sorbete más simple usando una buena base de fruta natural. La sandía me encanta porque es muy dulce, aromática y con un gran contenido en agua, así que podemos simplemente triturarla y congelarla sin necesidad de nada más.

También he probado a congelar la sandía cortada en cubitos y triturarlos directamente para tener un sorbete muy refrescante instantáneo. Es facilísimo si tenemos una batidora de vaso tipo americana o un procesador de alimentos/picadora.

Aquí tenéis la receta de sorbete de sandía más profesional, con un almíbar ligero, aunque también quedará muy rico sin añadir nada de azúcar si la fruta es de buena calidad. Con ralladura o zumo de algún cítrico -me encanta la lima- tendremos un sabor aún más refrescante.

La misma técnica podemos aplicarla a casi cualquier otra fruta aromática y dulce, como piña, mango, melón, papaya o melocotón. Otras, como la manzana verde o las frambuesas, nos darán un punto ácido muy refrescante.

Además podemos incorporar yogur a la mezcla para darle una textura algo más cremosa, como en esta receta de helado de frutas rojas. En este caso Carmen trituró toda la fruta congelada, congeló la mezcla en una cubitera y volvió a triturar todo justo antes de servir. Es otra técnica que podemos replicar con la fruta que más nos guste.

3. Helados cremosos con base de plátano congelado

¡Qué gran descubrimiento fue el helado cremoso con solo dos ingredientes! Ya había probado lo riquísimo que queda solo triturar plátano maduro congelado, pero añadiendo un poco de crema de cacahuete se consigue una textura mucho más rica.

Ahora que los plátanos maduran rapidísimo, nada de tirarlos: aprovechad para pelarlos, cortarlos y congelarlos en bolsitas individuales para preparar helados saludables al momento. Podéis ir jugando con todo lo que os apetezca, ya que es una receta para tomar al instante y se puede ir probando sobre la marcha hasta dar con la combinación perfecta.

Estos son algunos ejemplos de posibles recetas de helado con base de plátano:

  • Plátano congelado+mantequilla/crema vegetal (cacahuete, almendra, anacardos, nueces...).
  • Plátano congelado+cerezas congeladas+trocitos de chocolate netro.
  • Plátano congelado+cacao+avellanas picadas.
  • Plátano congelado+fresas congeladas+ralladura de naranja.
  • Plátano congelado+2 dátiles+tahina+vainilla.
  • Plátano congelado+café+leche de almendras.
  • Plátano congelado+manzana congelada+canela.
  • Plátano congelado+queso fresco batido+frutos rojos congelados.

4. Granizado de frutas sencillo

Para realizar un granizado casero tradicional normalmente mezclamos ingredientes líquidos con un almíbar o azúcar invertido. Si no tenemos heladera y queremos una buena textura hay que llevarlo al congelador y romper los cristales de hielo cada media hora, antes de que congele del todo. Es la técnica usada en el granizado de limón o el rico granizaco de café.

Podemos hacerlos más ligeros reduciendo al máximo la cantidad de almíbar o azúcar, y también tenemos la opción de servir un granizado de frutas casi instantáneo. Es tan sencillo como preparar un zumo o un batido de la fruta que queramos y triturarlo con hielo.

Nos será de gran ayuda disponer de un robot de cocina potente como Magimix Cook Expert o Thermomix, pero también se puede elaborar con una picadora o buena batidora de vaso. Otra opción es utilizar hielo ya picado, combinándolo todo hasta conseguir una textura homogénea.

El granizado de limón es todo un clásico, pero se puede preparar casi de lo que nos apetezca. Sandía, melón, melocotón, mango, piña, maracuyá, cerezas, naranja, frutos rojos... Si empleamos fruta naturalmente dulce no echaremos en falta el azúcar añadido.

5. Helados cremosos con grasas saludables

La textura cremosa y melosa que tanto nos gusta de un buen helado es el punto más difícil de lograr en casa. Para conseguir intervienen varios factores, como el contenido de azúcar, la incorporación de aire o la maquinaria empleada. Y un elemento clave de los helados mantecados son los ingredientes grasos.

Tradicionalmente un helado lleva nata, leche entera y yema de huevo, pudiendo incluir también grasas vegetales, leche condensada, leche evaporada o mantequilla. Aunque los lácteos grasos, tomados en pequeñas cantidades de vez en cuando, no tienen por qué ser el demonio, podemos sustituirlos por otras grasas más cardiosaludables que ayudarán a obtener esa irresistible textura.

Las mantequillas o cremas de frutos secos y semillas -como la tahina- son una buena opción, muy energética pero muy nutritiva y saludable, en cantidades moderadas. También podemos jugar con el aguacate, camuflando su color verde con, por ejemplo, cacao en polvo, o dándolo todo directamente con un helado de aguacate. Se puede combinar con plátano congelado, yogur o alguna bebida vegetal para suavizar su sabor.

Otra opción es la leche de coco, siendo conscientes de que sigue siendo un ingrediente muy calórico y que tiene sus ventajas y desventajas. En el mercado existen diferentes tipos con distintos contenidos de grasa, es cuestión de probar y ajustar al gusto. Lo cierto es que da resultados fantásticos, como demuestra esta receta de helado de piña y leche de coco, con dos únicos ingredientes.

6. Helados proteicos

Ahora que las comidas ricas en proteínas siguen siendo tendencia, podemos aplicar sus principios a las recetas de helados. No hace falta invertir en preparados de proteína en polvo -salvo que seamos deportistas y nos interese añadirlos a nuestra alimentación como suplemento-, hay ingredientes comunes muy proteicos estupendos para añadir a helados.

Hay yogures más ricos en proteínas que pueden ser especialmente interesantes, como los tipo skyr o un buen griego natural. Un sustituto muy fácil de encontrar en cualquier supermercado es el queso fresco batido desnatado y sus primos cercanos: queso quark, requesón o queso cottage.

La alternativa vegana la tenemos en el tofu sedoso, un producto muy cremoso ideal para la elaboración de postres, que apenas tiene sabor y se puede combinar con frutas, cacao, frutos secos, vainilla o leches vegetales. Las ya nombradas cremas de frutos secos, o su versión molida, son igualmente ricas en proteínas, y podemos emplear “natas” vegetales de avena, arroz, soja o quinoa.

El otro gran producto básico de la alimentación fitness, la clara de huevo, nos irá de perlas para añadir cremosidad a nuestros helados. Para ello tenemos que batir unas cuantas claras -mejor si son pasteurizadas- hasta montarlas casi a punto de nieve para incorporarlas a la base de nuestro helado. Así se congelará con una mejor textura.

7. Polos saludables al gusto de todos

Quien busque la mínima complicación para preparar helados caseros solo necesita algunos moldes de polo reutilizables. Hay mil formas y tamaños, y millones de combinaciones posibles. Tenemos muchas recetas de polos caseros para todos los gustos con las que empezar a jugar; animáos a ir probando distintos sabores en casa.

Se puede congelar fruta triturada tal cual, combinada con leche o bebidas vegetales, yogur o queso desnatado. Los zumos y otros líquidos como el agua de coco también quedan muy bien, mejor si los combinamos con pequeñas frutas como arándanos, cerezas o frambuesas. Saldrán polos muy vistosos si alternamos capas de diferentes frutas o hacemos remolinos.

Cualquier elaboración líquida o semilíquida es susceptible de ser congelada en moldes de polo: leche con cacao, la crema de las natillas, zumos caseros o smoohies, yogurcon fruta, batidos, etc. Recuerdo de mi infancia incluso polos de arroz con leche, así que no hay límites para la imaginación.

8. Bocaditos congelados

Si no tenemos moldes de polo o queremos preparar algún capricho dulce congelado más pequeño, las cubiteras dan mucho juego. Tan solo con congelar puré de fruta triturada ya tendremos mini bombones helados deliciosos para comer en cualquier momento.

Podemos introducir piezas de frutas pequeñas y cubrirlas con yogur como en esta receta con fresas, o directamente preparar un helado de plátano y coco en moldes más bonitos. Si tenemos más tiempo podemos hacer algo parecido a estos bombones helados de queso y frambuesas, congelando primero una capa de chocolate antes de llenarla con fruta y queso.

Más fácil todavía es la receta de polos o bocados de plátano congelado y chocolate. Lo único que hace falta es esperar a que el plátano se congele antes de darle un baño de chocolate negro derretido. La combinación es deliciosa y se pueden coronar con coco rallado, frutos secos picados o lo que se nos ocurra.

9. Helados sin azúcar

En términos generales, el ingrediente más conflictivo a la hora de preparar helados saludables y ligeros en casa es el azúcar. Ya hemos comentado que el azúcar, el almíbar o el azúcar invertido son una gran ayuda para evitar los cristales de hielo, ya que actúan como anticongelante; por eso muchas recetas caseras contienen mucho azúcar añadido.

Si aceptamos que podemos sacrificar cierta textura para ganar en salud solo habrá que buscar alternativas para endulzar nuestros helados. Hay que acostumbrar el paladar poco a poco a los dulces no tan dulces, y para ello podemos empezar recurriendo a los edulcorantes acalóricos.

Hay muchos edulcorantes en el mercado y todos son seguros dentro de un consumo razonable -seguros, pero no inocuos-. Es importante leer las etiquetas para comprobar el poder endulzante que tienen y si son adecuados para mezclar, calentar o congelar. En la preparación de sorbetes y helados resultan más prácticos los edulcorantes líquidos.

Yo prefiero dejar el papel dulce en la mano de los ingredientes naturales del helado. Por eso es clave utilizar fruta de buena calidad, bien aromática y jugosa, en su punto o ligeramente pasada de maduración para que sea rica en azúcares naturales.

Los dátiles hidratados y triturados también son extremadamente dulces y combinan bien en mezclas más cremosas, como los helados de plátano o con yogur. No hay que olvidar que son muy calóricos; normalmente dos o tres serás más que suficientes para agregar ese punto dulce extra.

Para dar más sensación de dulce podemos recurrir a aromas naturales o esencias de repostería, como vainilla -mejor si tenemos vainas naturales-, canela, ralladura de cítricos, azahar, lavanda, cardamomo; o también usar cacao puro en polvo.

El verano es muy largo y hay tiempo para darse algún que otro capricho con nuestros sabores favoritos, en la heladería o en casa. Pero para no abusar y seguir disfrutando tenemos también muchas alternativas de helados saludables muy fáciles de preparar. ¿Cuál es vuestro helado favorito? ¿Soléis preparar polos o granizados en casa?

Fotos | iStock.com
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