Cuando mis hijos probaron esta receta de pan de limón me dijeron que les había gustado tanto como un bocadillo de crema de avellanas, lo cual equivale a elevar este pan dulce al podio de los mejores. Les reconozco buen paladar, pues efectivamente este es uno de los bizcochos más esponjosos y aromáticos que he hecho.
La receta original llevaba mucha más cantidad de azúcar, como cien gramos, pero me pareció excesiva y la rebajé a doscientos cuarenta gramos, que ya es más que suficiente porque el resultado no es en absoluto tan ácido como en un principio temía. La proporción de los ingredientes queda totalmente equilibrada.
Empezamos poniendo el azúcar, los huevos y la piel rallada de los limones en un bol grande y lo batimos todo hasta que quede una mezcla cremosa. En otro cuenco tamizamos la harina, la levadura y la sal. En otro bol mezclamos la leche y el extracto de vainilla.
A la mezcla de azúcar y huevos le añadimos un tercio de la mezcla de harina y batimos bien, después añadimos un tercio de la mezcla de leche y volvemos a batir. Repetimos esta operación dos veces más hasta que todo esté incorporado y mezclado. Batimos a velocidad máxima hasta que la mezcla esté ligera y esponjosa.
Bajamos la velocidad de la batidora y vertemos la mantequilla derretida poco a poco, batiendo hasta que esté totalmente incorporada. Vertemos la mezcla en un molde untado con mantequilla y la horneamos una hora y cuarto a 170 ºC o hasta que pinchando con una aguja esta salga limpia.
Para preparar el almíbar rallamos y exprimimos el limón. Ponemos todos los ingredientes en un cazo al fuego y los llevamos a ebullición. Después, subimos la temperatura y dejamos hervir el líquido hasta que este se reduzca a la mitad y haya adquirido una consistencia almibarada. Cuando saquemos el pan del horno le echamos el almíbar por encima y lo dejamos enfriar antes de desmoldarlo.
Con qué acompañar el pan de limón
El almíbar de la capa superior confiere a esta receta de pan de limón un sabor delicioso. El interior, al ser muy esponjoso, hace que no necesite ningún acompañamiento. Os aseguro que si probáis este bizcocho os costará parar de cortar una y otra rebanada.
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