Estamos en temporada de frutas de hueso y los albaricoques nos abandonarán demasiado pronto para mi gusto, así que hay que aprovechar para disfrutarlos también en recetas. Hornear dulces con esta fruta me llena de recuerdos de infancia y marcan un poco el inicio de las vacaciones de verano en mi casa, con recetas como unos simples albaricoques asados en freidora de aire. Este pastel sin gluten que hemos adaptado de un clafoutis con harina de castañas es otra idea estupenda para estos días.
La receta original es de la francesa Clotilde, de Chocolate & Zucchini, quien a su vez adapta otra de Mingou Mango. Ella usa las típicas cerezas del clafoutis tradicional, pero prueba a combinar otras harinas para hacerlo sin gluten y dándole una consistencia algo más de pastel de miga abizcochada; eso sí, muy jugoso y súper apetecible en los días de calor. Nosotros no teníamos harina de castañas así que hemos usado de quinoa, que se puede sustituir por más almendra molida u otro cereal sin gluten.
Precalentar el horno a 175 °C y engrasar un molde redondo de unos 25-30 cm de diámetro, o cubrir con papel antiadherente de hornear. Separar las claras de las yemas de los huevos. Lavar los albaricoques y cortar por la mitad retirando el hueso.
Batir con unas varillas eléctricas las yemas con el azúcar, el yogur griego y el licor opcional (o un poco de esencia de vainilla) hasta que se forme una crema homogénea esponjosa. Añadir la almendra molida y la harina de quinoa y batir a velocidad baja hasta incorporar, sin mezclar demasiado.
Lavar y secar las varillas y montar casi a punto de nieve las claras con el zumo de limón o el cremor tártaro, hasta que estén bien espumosas y firmes pero sin formar picos duros. Empezar a combinar las claras en la masa principal, añadiendo poco a poco y mezclando con movimientos envolventes. Debe quedar homogéneo, sin grumos.
Echar la masa en el molde y distribuir por encima los albaricoques presionando un poco, con el corte hacia arriba. Hornear durante unos 40-45 minutos, o hasta que esté bien dorado. Esperar un poco antes de desmoldar, enfriar sobre una rejilla y decorar con azúcar glasé.
Con qué acompañar el pastel de albaricoque sin gluten
Si puedes, reserva el pastel unas horas en la nevera y sírvelo dejando que se atempere un poco, pero fresquito, pues está mucho más rico reposado y enfriado ligeramente, especialmente si hace calor. Tal cual está estupendo pero se puede montar nata para completar si estamos especialmente golosos. Nada como un café, té, infusión fría o un vaso de horchata para acompañar.
En DAP | Galette de albaricoques al limón
En DAP | Crema de albaricoques y romero