Los países de centroeuropa todavía tienen muy arraigada la tradición de aprovechar al máximo la fruta estival. En verano, los jardines propios y los mercados se inundan de frutas de hueso que protagonizan multitud de recetas para no echarlas a perder. Este bizcocho de albaricoque, que también se puede elaborar con melocotones, nectarinas o una mezcla de todas, es de origen rumano, aunque podríamos encontrar versiones muy similares en Austria, Suiza o Alemania.
El nombre original de este pastel es prăjitură cu caise y es una adaptación de Irina Georgescu, cuya receta apareció publicada en numerosos medios en la promoción de su libro Carpathia. La autora sugiere prepararlo con cualquier fruta de verano que tengamos a mano, combinándolas incluso con arándanos para crear un bonito contraste de colores.
Ingredientes
- Huevo L 3
- Azúcar (incrementar la cantidad 40-50 g si se prefiere muy dulce) 100 g
- Aceite de girasol o de oliva 50 g
- Yogur natural 50 g
- Esencia de vainilla 5 ml
- Harina de repostería 150 g
- Levadura química (1 cucharadita) 4 g
- Sal (1 pizca) 2 g
- Albaricoque (aproximadamente, según tamaño) 4
- Azúcar moreno para espolvorear (opcional)
- Azúcar glasé para decorar (opcional)
Cómo hacer bizcocho rumano de albaricoques y yogur
- Tiempo total 55 m
- Elaboración 20 m
- Cocción 35 m
Precalentar el horno a 180ºC con calor arriba y abajo. Engrasar o cubrir con papel antiadherente un molde rectangular de cierta profundidad, de unos 27-30 cm de lado largo. Si los albaricoques no están muy maduros, lavar, cortar por la mitad o en cuartos, desechando los huesos, y espolvorear generosamente con azúcar moreno. En caso contrario, ignorar este paso.
Separar las yemas de las claras en los huevos en recipientes diferentes. Batir las yemas con el azúcar usando una batidora de varillas, durante varios minutos, hasta que haya duplicado el volumen. Agregar el aceite, el yogur y la vainilla, y batir un poco más.
Incorporar la harina con la levadura y la sal tamizadas encima, mezclando suavemente. Lavar y secar bien las varillas y montar las claras dejándolas en un punto de firmeza por debajo del punto de nieve; tienen que salir "picos" al levantar las varillas, pero no totalmente firmes.
Echar las claras montadas a la masa, en varias tandas, mezclando con movimientos envolventes y suaves, hasta que quede una combinación homogénea. Llevar al molde y distribuir por encima los albaricoques lavados, deshuesados y cortados por la mitad o en cuartos, con el corte hacia arriba.
Espolvorear con un poco de azúcar moreno si se desea, y hornear durante 30-35 minutos, o hasta que al pinchar el centro con un palillo salga limpio. Esperar un poco fuera del horno antes de desmoldar y enfriar sobre una rejilla. Servir con azúcar glasé tamizado, si se desea.
Con qué acompañar el bizcocho rumano de albaricoques
La esponjosidad de la miga y el frescor de la fruta hacen que este pastel de albaricoque se pueda disfrutar sin nada más, pero se transformará en un postre de lujo con helado de vainilla, una buena porción de nata montada casera o crema pastelera. El toque de unas hojitas de hierbabuena o menta también le va muy bien, o estragón, como la receta original.
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