Me encantan los postres individuales y aunque sé que en muchas ocasiones son similares a lo que podría presentar en un molde grande, me gusta mucho más como queda en pequeñas porciones. Este es el caso de este pastel de fresas en vasito, unos bocaditos tiernos y jugosos de fruta y masa, que harán las delicias de los más golosos.
Muy sencillo de realizar, solo necesitareis una batidora simple de mano y unos vasitos de vidrio refractario que soporten el horno para elaborarlo, en el caso de que no dispongáis de ellos siempre os queda la opción de presentarlo en un molde de unos 24 cm como un pastel clásico. Aunque eso sí, es difícil de desmoldar, de ahí que la forma perfecta de presentarlos es en vaso pues así cada uno va tomándolo cucharadita a cucharadita en su propio recipiente.
Comenzaremos precalentando el horno a 180ºC con calor arriba y abajo. En un bol mezclamos los huevos con 80 g de azúcar, la mantequilla fundida, la harina y la levadura, batimos con una batidora hasta formar una masa lisa.
Lavamos las fresas y las cortamos en trocitos menudos, repartiéndolas entre los seis vasitos. Dividimos la masa en los vasos, unas tres cucharadas soperas en cada uno, por encima de las fresas, espolvoreamos el azúcar restante y horneamos 25 minutos o hasta que al pinchar con un palillo salga casi limpio, de masa pero no seco.
Con qué acompañar el pastel de fresas en vasito
El pastel de fresa en vasito es una mezcla entre tarta de fruta y tierno bizcocho por lo que resulta ideal tanto para postre como para una merienda especial o postre de sobremesa. Podéis tomarlos a temperatura ambiente o después de estar un rato en la nevera, pues de ambas formas están deliciosos. Podríamos coronarlos con un poco de nata montada, yogur griego endulzado con miel o salsa de vainilla.
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