¿Por qué es "imposible" este pastel? En palabras de su autora, la australiana Donna Hay, se llama así porque es imposible hacerlo mal. La experiencia me dice que sí podrías meter la pata preparándolo, pero es cierto que este postre de limón y coco es tremendamente sencillo, rápido y apto para los más novatos.
Otra ventaja que tiene es que se puede preparar directamente en el vaso de una batidora tipo americana; si no tenemos, con una minipimer corriente o usando unas varillas también estará lista la masa en un periquete. Y es muy fácil adaptarlo a una versión sin gluten y sin azúcar.
La receta original, como muchas de su autora, sugiere emplear una enorme cantidad de azúcar que nos parece desmesurada. Lo hemos probado usando edulcorante líquido apto para hornear y sale estupendo, calculando el equivalente a unos 100-120 g de azúcar, y ya nos parece suficiente.
No es un bizcocho: la textura es ligeramente esponjosa, pero debe ser jugosa. La idea es que la base quede algo más húmeda, creando una especie de doble capa para comerlo a cucharadas. Se puede hornear ajustando el punto al gusto. Podemos hornearlo en un molde único de unos 18-20 cm de diámetro -debe quedar bajito-, o en tartaletas individuales. Solo habrá que estar pendiente del horneado, pero no tarda mucho.
Precalentar el horno a 160º C y engrasar con mantequilla un molde de tarta de 18 cm o usar moldes individuales de tipo tartaleta.
Derretir la mantequilla en el microondas, a intervalos cortos y potencia baja. Dejar atemperar un poco si estuviera muy caliente. Poner en el vaso de la batidora todos los ingredientes. Se puede usar de vaso tipo americana o una batidora de brazo, también varillas.
Triturar o batir hasta tener una mezcla homogénea sin grumos y verter en el molde o los moldes. Hornear durante unos 20-40 minutos, según si hemos usado el formato pastel grande o individual.
Conviene vigilar de verca el horneado porque la idea es que esté cuajado por fuera, pero al pinchar un palillo salga la punta manchada, algo húmeda. Depende mucho del horno y el molde.
Sacar del horno, dejar enfriar sobre una rejilla y decorar con azúcar glasé tamizado o, en la versión sin azúcar, con más coco rallado. También podemos añadir un almíbar de limón o más ralladura.
Con qué acompañar el pastel imposible de limón y coco
Los amantes del limón incluso disfrutarán con un chorrito de zumo extra servido por encima, contrastando con el dulzor suave del pastel. Es un postre o merienda delicioso para tomar con frutos rojos frescos o un poco de yogur griego ligeramente endulzado. Es preferible conservarlo en la nevera, incluso estará más rico servido tras un reposo de unas horas y servido fresco.
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