Me gustan las recetas con historia y estas galletas petit beurre la tienen y ya ha cumplido unos cuantos añitos. El nacimiento de estas galletas comienza en la confitería de Romain Lefevre y esposa en la ciudad de Nantes en 1883. A pesar de que el negocio pastelero iba bien, es el hijo de ambos el que decide dar un impulso a la empresa y crear un producto diferente para competir con la industria galletera británica. Es cuando entonces nace la Petit Lu o petit beurre, una galletita de mantequilla, harina, azúcar y sin huevo.
Superfáciles de hacer son ideales para los niños y también para quien tenga alguna intolerancia con el huevo. Las originales se cortan con un cortapasas rectangular ondulado y se les dibujan unos puntos con un palillo, pero como siempre aquí lo que menos importa es la forma con la que las hagáis sino el sabor, y de eso van sobradas pues están muy buenas.
En un cacito comenzaremos derritiendo el agua con la mantequilla, le añadimos aquí la sal si no hemos encontrado la mantequilla semisalada y 100 gramos de azúcar, reservando el resto para espolvorear las galletas al final. Lo llevamos a ebullición. Una vez que hierva lo retiramos del fuego y lo dejamos templar todo unos veinte minutos removiendo de vez en cuando.
En una ensaladera mezclamos la harina con la levadura y añadimos el contenido del cacito una vez esté ya frío, vamos mezclando con una cuchara hasta formar una pasta que amasaremos ligeramente con las manos en una superficie enharinada. Formamos una bola con la masa y la envolvemos en film de cocina, dejándola reposar durante dos horas dentro de la nevera.
Precalentamos el horno a 180ºC . Una vez pasado el tiempo la estiramos con un rodillo entre dos papeles de horno y vamos cortando las galletas depositándolas en la placa cubierta con papel sulfurizado, espolvoreándoles el resto del azúcar.
Las horneamos durante unos 14-15 minutos, lo justo para que queden doradas por los bordes pero claritas por el interior. Las dejamos enfriar encima de una rejilla.
Con qué acompañar las galletas
Las petit beurre caseras son ideales para una merienda o desayuno de los pequeños de la casa, pero a los mayores también nos encantarán acompañándolas de un café o incluso untadas con un poquito de mermelada. Se mantienen frescas unos cuantos días siempre que estén metidas en una lata hermética para que nos se nos reblandezcan.
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