Hace años que mis padres me regalaron una máquina para hacer helados, pero desde que me mudé a Madrid a mi pequeño apartamento tuve que resignarme a dejársela en adopción y sólo puedo usarla cuando voy de vacaciones. El resto del año me tengo que conformar con elaboraciones más humildes, pero también muy ricas, como estos polos de yogur y frambuesas.
La combinación de un yogur cremoso con frutos del bosque es, sencillamente, deliciosa, además de saludable. Os recomiendo usar un yogur de calidad, con buen sabor y buena textura, y escurrir bien el líquido que pueda contener. Los de estilo griego son los mejores y se pueden usar variedades desnatadas, aunque el resultado final desmerecerá un poco.
Escurrir el líquido del yogur, mejor si lo podemos dejar sobre un paño encima de un colador durante unas horas. Lavar las frambuesas y mezclar con el azúcar, removiendo con suavidad pero dejando que se rompan un poco.
Batir con unas varillas el yogur y añadir el zumo de lima o limón, la sal y la miel. Comprobar el punto de dulzor y añadir más miel si lo preferimos más dulce. Agregar las frambuesas y remover para distribuirlas de forma homogénea.
Llenar con cuidado los moldes para polos y cerrarlos con el palito o la base que tengan. Llevar al congelador y dejar por lo menos tres o cuatro horas antes de servir.
Con qué acompañar los polos
Para degustar los polos de yogur y frambuesas bastará con sumergir cada envase en agua caliente o templada durante unos instantes, así se desmoldarán fácilmente. Se pueden disfrutar a cualquier hora, sobre todo si es un día caluroso, de postre o como merienda, con más fruta fresca o mojándolos en chocolate fundido, si estamos especialmente golosos.
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