Receta de bizcocho de almendra sin harina de trigo, rápida y fácil mientras tomas un café

Con o sin cítricos, esta pieza es perfecta como postre o como desayuno

No todos los bizcochos del mundo deben ser enemigos de los celíacos o de los intolerantes al gluten. Aunque parezca mentira, hay alternativas que permiten a estos colectivos disfrutar de un bizcocho esponjoso y fácil sin temor alguno a la contaminación cruzada.

Precisamente lo que sucede con este bizcocho de almendra, mandarina y limón que hoy os ofrecemos. Si no tenéis mandarina, no os preocupéis, pues solo la necesitaríamos para rallar un poco de su piel en el bizcocho.

Mismo caso de lo que vamos a hacer con el limón, al cual solo vamos a recurrir para rallar su piel y dar el aroma y sabor tan característicos al bizcocho. Si preferís otros cítricos, adelante, aunque estos dos le van de perlas.

Otra buena alternativa a las mandarinas, que ahora no están en los mercados, es recurrir a la lima, que también es muy perfumada y nos permite jugar con un perfil cítrico no tan ácido como en el caso de limón.

Aparte de eso, este bizcocho de almendra no tiene ciencia ninguna y para hacerlo vamos a partir de maizena y almendra molida, que serán las harinas de nuestro postre, ideal para tomar con un café en cualquier merienda de verano.

Parte del secreto de la jugosidad del bizcocho va a estar en que cuando batamos bien las yemas con el azúcar y las ralladuras de los cítricos quede una crema espesa, pálida y homogénea, que será la que añadamos a la almendra molida y a la maizena.

Sin embargo, el truco maestro viene con las claras de huevo que previamente hemos separado. Añadimos un punto de sal y las batimos con las varillas eléctricas hasta que estén a punto de nieve. Una vez así, las incorporamos a poco a la masa de la yema, haciendo movimientos suaves y envolventes, que no rompan el aire que hemos generado en las claras.

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Después solo habrá que llenar el molde –mejor desmontable– y dejarlo cocinar durante 30 o 35 minutos en un horno precalentado a 180 ºC, dándole luego un pequeño reposo fuera del horno, para que se atempere, y estará listo para ser nuestra merienda o desayuno favorito.

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