Aprovechar una tarde otoñal en casa para asar dos o tres calabazas es un plan perfecto que nos dará muchas (y dulces) satisfacciones. Con el puré ya triturado y escurrido, podemos separar porciones, congelar para futuros usos, y preparar ya de paso un bizcochón como este jugoso bundt cake de calabaza, perfecto para esta época del año.
Ya explicamos en su día qué es un bundt cake, esos bizcochos tan llamativos la repostería estadounidense derivados del Kugelhopf o Gugelhopf europeo. Nosotros readaptamos de nuevo este dulce para rebajar un poco la excesiva cantidad de azúcar de la que suelen pecar los postres de Estados Unidos, aunque al ser pasteles tan grandes y densos en realidad no resultan tan empalagosos como otros de sus postres.
Precalentar el horno a 180ºC, calor arriba y abajo, y engrasar bien el molde de bundt cake o de anillo, de unos 25 cm de diámetro superior, con capacidad para unos dos litros de líquido. Espolvorear con harina tamizada sobre el engrasado de mantequilla y sacudir el exceso.
Disponer los huevos con el azúcar moreno, el aceite y la vainilla en un recipiente y batir con batidora de varillas hasta obtener una mezcla homogénea cremosa, con el azúcar disuelto. Añadir la calabaza y batir un poco más hasta homogeneizar.
Tamizar encima la harina con la levadura, el bicarbonato, la sal y las especias. Mezclar bien, pero con suavidad, hasta incorporar los ingredientes en una masa homogénea y sin grumos secos. Llevar al molde y hornear a media altura durante unos 50-55 minutos. Si nuestro horno tiende a calentar demasiado, bajar la temperatura a 170ºC.
Vigilar hacia el final que no se queme por arriba, y comprobar el punto pinchando con una brocheta, que deberá salir solo con algunas miguitas. Esperar 10 minutos fuera del horno antes de desmoldar sobre una rejilla. Decorar con azúcar glasé, opcionalmente, una vez frío.
Con qué acompañar el bundt cake de calabaza
Un buen café como el pumpkin spice latte, té, infusión, vaso de leche o bebida vegetal es todo lo que necesita este sabroso bundt cake de calabaza. Tiene una miga estupenda para mojar, aunque por sí solo también se disfruta sin problemas. Podríamos convertirlo en un postre muy goloso con una bola de helado de vainilla o salsa de chocolate negro caliente.
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