Por mucho que queramos traducirlas como magdalenas, las madeleines francesas tienen su propia entidad, igual que nuestro dulce tradicional. Nos encantan ambas elaboraciones, dejando que la pasión por la buena mantequilla nos reconquiste de vez en cuando en recetas como esta, con buen chocolate negro y un toque de café en la masa.
Si no tienes el molde característico para hornearlas, simplemente usa cápsulas firmes de magdalenas pequeñas, una bandeja metálica o de silicona con cavidades que no sean muy grandes, o cualquier molde similar que permita obtener bizcochitos pequeños. Las madeleines no deben ser muy voluminosas, y su forma de concha, además de lucir tan bonita, es la que ayuda a obtener la textura tan característica, no tan esponjosa como una magdalena.
En realidad no hay que ponerse tan técnicos o exquisitos en cuanto a terminología; la masa, en casi cualquier molde, nos regalará un dulce delicioso sea cual sea su forma. Solo hay que estar pendiente del horneado, pues será diferente según el tamaño, forma y material.
Precalentar el horno a 220ºC y engrasar con mantequilla una bandeja o molde adecuado de madeleines, o cualquiera que nos guste y tenga cavidades medianas. Derretir el chocolate y dejar atemperar un poco; preparar también el café.
Batir con batidora de varillas la mantequilla blanda, para dejarla cremosa, y añadir el azúcar. Batir varios minutos hasta incorporar ambos ingredientes en una crema esponjosa. Echar los huevos uno a uno, batiendo después de cada adición.
Tamizar la harina con el cacao, la levadura y la sal, añadir y batir un poco más. Agregar finalmente el chocolate fundido y el café, batiendo lo justo con las varillas hasta homogeneizar.
Repartir la masa en los moldes, sin llenarlas del todo. Dar unos golpes suaves contra la encimera para distribuir bien la masa. Hornear dos minutos, bajar la potencia a 180ºC, y seguir la cocción hasta completar unos 10 minutos, o hasta que al pincharlas con un palillo salga limpio.
Desmoldar inmediatamente con cuidado sobre una rejilla y dejar enfriar por completo. Lo normal es que necesitemos limpiar el molde una vez frío para hacer la segunda tanda.
Con qué acompañar las madeleines de chocolate y café
Estas ricas madeleines, con su textura suave y sabor profundo a chocolate, son un bocado del tamaño perfecto para darse un capricho dulce en la merienda, mojadas en un vaso de leche o bebida vegetal sin más. Los cafeteros las disfrutarán más con su espresso o café con leche de media tarde, dejando que los sabores se potencien mutuamente. Aguantan un par de días en un recipiente hermético, y más si se guardan en la parte menos fría de la nevera.
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