El repertorio repostero español está repleto de dulces o frutas de sartén a cual más deliciosa. Cada rincón del país parece contar con algún dulce propio, muchos de ellos similares, y los queremos probar todos. Desde las orejas de carnaval a las sopaipas o asopaipas, pasando por la leche frita y las torrijas. Es imposible no caer rendidos a sus pies.
Hoy vengo a engordar la lista con una nueva: los orelletes. Típicos de Ibiza, estas tortitas ultrafinas con sabor a antaño son un vicio total y absoluto. Resultan muy sencillas de preparar y su complicación máxima es estirar la masa lo más fina posible para, con ello, conseguir que su textura sea bien crujiente. No importa si se rompen un poco porque en la sartén se encogerán y arrugarán, además ese punto rústico les aporta mucho encanto.
Con las cantidades que indico más abajo salen muchísimas unidades, pero no creas que van a durar mucho. En mi casa han volado en cuestión de dos o tres días y ya estoy pensando que tengo que hacer más. Se conservan en buen estado y crujientes si las guardamos en un recipiente hermético y en un lugar seco. Aunque hay quienes las meten en una caja de cartón, con papel en la base y cubiertas con un trapo. Tú decides.
Mezclamos los huevos con el azúcar, la sal y la esencia de vainilla en un recipiente amplio y hondo. Añadimos el aceite de oliva, el anís y el agua y mezclamos de nuevo. A continuación agregamos la harina junto con la levadura química, poco a poco y trabajando la masa tras cada añadido. Llegará un momento en que la masa sea muy densa, entonces usamos las manos para integrar bien todos los ingredientes.
Dejamos reposar la masa, tapada con un paño, durante media hora. Después la dividimos en 30 porciones de igual tamaño y las boleamos. Las vamos dejando sobre una bandeja espolvoreada con harina o forrada con papel vegetal.
Para formar los orelletes espolvoreamos la encimera con harina, colocamos una bola de masa encima y la estiramos lo más fino que podamos con un rodillo dándole forma redondeada. Evitaremos que este se pegue a la pasa si lo embadurnamos también con harina.
Según los vamos haciendo los vamos friendo en una sartén con abundante aceite muy caliente. Hay que poner una buena cantidad porque los orelletes tienen que flotar en él. En cuanto se doren por abajo los volteamos y los doramos por el otro lado. Luego los retiramos y los pasamos a una bandeja con papel absorbente para retirar el exceso de aceite. Por último los espolvoreamos, en caliente, con una cantidad generosa de azúcar.
Con qué acompañar las orelletes
Un vaso de leche bien fría, un café, una infusión, una taza de chocolate caliente... Estas son solo algunas de las opciones que os damos para que acompañéis las orelletes, pero seguro que a vosotros se os ocurren muchas otras. Aunque lo cierto es que están muy ricos tal cual, sin acompañamiento alguno. No dejes de hacerlos, el disfrute está garantizado.
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