Tras disfrutar de una buena tanda de panellets y buñuelos como mandan las tradiciones, dirigimos ahora nuestra mirada a la también golosa Italia, cuyo repertorio dulce regional parece inabarcable. Los taralli siciliani o rosquillas de Sicilia son una especie de galleta con forma de rosco trenzado típicos del día dos de noviembre, la festividad que conmemora los difuntos, como el Día de los Muertos mexicano.
Son un tipo de pasta de textura particular, con una miga tierna interior que contrasta con el crujiente exterior, una textura a la que ayuda el uso del bicarbonato de amonio. De este antiguo impulsor ya hemos dado detalles aquí, y aunque es muy usado en la dulcería industrial y profesional, se ha perdido un poco en la cocina doméstica española, por lo que puede resultar complicado de encontrar. Se puede sustituir por bicarbonato sódico, simplemente la textura será algo distinta.
Por lo demás, hemos seguido aproximadamente las indicaciones de esta receta, obteniendo una masa muy fácil de manejar para la que solo se requiere algo de maña a la hora de formar las rosquillas trenzadas. No hace falta que salgan perfectas, y siempre puedes hacer roscos normales, como hicimos con estos otros taralli. El anís es opcional, solo con limón salen riquísimas.
Ingredientes
- Mantequilla sin sal a temperatura ambiente 100 g
- Azúcar 75 g
- Huevo a temperatura ambiente 2
- Leche a temperatura ambiente 125 ml
- Limón (ralladura y el zumo para glasear) 1
- Harina de repostería 500 g
- Levadura química 16 g
- Bicarbonato de amonio 4 g
- Sal 2 g
- Anís en grano 1 cucharadita (opcional)
- Azúcar glasé (aproximadamente) 250 g
Cómo hacer taralli siciliani
- Tiempo total 1 h 10 m
- Elaboración 50 m
- Cocción 20 m
Precalentar el horno a 180ºC con calor arriba y abajo o con aire, bajando un poco la temperatura. Disponer la mantequilla troceada en un recipiente hondo y batir con batidora de varillas junto con el azúcar, hasta cremarlo.
Incorporar los huevos, batir un poco más, y agregar la leche con la ralladura fina del limón. Batir ligeramente y agregar la harina con la levadura química, el bicarbonato, la sal (una buena piza) y el anís opcional. Trabajar con máquina o a mano hasta obtener una masa homogénea, lisa y suave. No debería ser pegajosa.
Tomar porciones de unos 70-75 g, estirar formando un cilindro delgado de unos 40 cm, y doblar para formar dos líneas paralelas. Trenzar ambos sobre sí mismos y unir los extremos presionando suavemente para formar un rosco. Colocar en una bandeja de horno y continuar hasta terminar con la masa, dejándolos ligeramente separados.
Hornear durante unos 20 minutos o hasta que estén dorados y dejar enfriar sobre una rejilla. Una vez fríos, glasear con una mezcla del azúcar gláse tamizado con el zumo del limón, añadiendo más o menos líquido poco a poco, mezclando con unas varillas pequeñas o cucharilla, hasta tener una textura espesa pero fluida.
El glaseado se puede hacer más o menos denso según se prefiera una costra más dura, blanca y dulce, o más ligera. Cuanto más espesa, más rápido se secará. Guardar en un recipiente hermético una vez se haya secado el glaseado.
Con qué acompañar los taralli siciliani
Estas rosquillas de Sicilia no son excesivamente dulces, poniendo la nota más golosa el glaseado, en función de lo espeso que lo hayamos hecho. Por ello, y también por su textura y forma, son estupendas para tomar tanto en el desayuno mojándolas en leche o café, como en la sobremesa con un vin santo, vino dulce o un licor casero. También maridan perfectamente con una infusión bien especiada.
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