A diferencia de otras elaboraciones tradicionales, como la tarta de manzana de la abuela o la clásica tarta de manzana americana, esta tarta fina de manzana apenas pesa en el estómago: aquí la protagonista indiscutible es la propia fruta.
Estamos ante una receta fácil y rápida de preparar, más aún si contamos con algún tipo de robot de cocina o amasadora para hacer la base de la tarta, aunque se puede hacer a mano sin problemas. Por lo demás, toda la dificultad estriba en laminar la manzana.
En un recipiente hondo mezclamos a mano la harina, el huevo, la mantequilla, el azúcar glasé y una pizca de sal, hasta obtener una masa homogénea.
Envolvemos en papel film y dejamos enfriar en la nevera durante 30 minutos. Pelamos las manzanas, retiramos el corazón y cortamos por la mitad. Con un cuchillo bien afilado laminamos finamente cada pieza.
Extendemos la masa sobre la base de un molde desmoldable de 26 cm, pinchamos con un tenedor y colocamos las láminas de manzana sobre toda ella. Espolvoreamos con el azúcar vainillado y cocemos en horno pre calentado a 180ºC durante 30 minutos. Una vez listo regamos con un chorrito de miel y espolvoreamos con canela molida antes de servir.
Con qué acompañar la tarta fina de manzana
Recién salida del horno, esta tarta fina de manzana pide a gritos una bola de helado de vainilla y un chorrito de sirope de caramelo. Aunque se puede comer por si sola y una vez fría, que también está de muerte lenta. Perfecta para el momento sobremesa acompañada de un café o una infusión.
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