En mi casa, cuando llegan los calores, echo cerrojazo al horno durante un par de meses y, con ello, me despido (provisionalmente) de muchos de mis dulces favoritos. Entre ellos, la tarta de queso y, concretamente, la tarta de queso al horno. Hay muchas alternativas sin horno, pero generalmente están cargadas de gelatina y la textura no me convence.
Sin embargo he dado con esta receta que me ha vuelto locuela. Buscando con qué poner el broche de oro a la celebración de uno de los cumpleaños familiares me topé con esta tarta de queso y crema de cacahuete sin horno. Me picó la curiosidad la combinación de ingredientes y he de decir que funciona a la perfección.
He adaptado la receta sobre la marcha, cambiando proporciones de ingredientes y añadiendo un par de hojas de gelatina (no más) al relleno para ayudar a que no se desmorone. El resultado ha sido magnífico. No solo en sabor, que recuerda ligeramente a los snickers, sino en textura. Tremendamente cremosa.
Para la base trituramos los dos tipos de galletas hasta obtener unas migas homogéneas. Agregamos la mantequilla, mejor a temperatura ambiente, y la crema de cacahuete y mezclamos bien. Yo he usado un robot de cocina que es genial para esta tarea, pero se puede hacer también a mano.
Volcamos la mezcla en el interior de un molde desmoldable de unos 20-22 cm de diámetro la ya extendemos por la base y por los laterales. Dejamos enfriar en la nevera o en el congelador mientras preparamos la crema del relleno.
Para el relleno, por un lado, ponemos a remojar las hojas de gelatina en agua fría durante cinco minutos. Por otro lado, en el mismo vaso del robot (limpio y seco) introducimos el queso crema, la crema de cacahuete, el yogur y el azúcar glas. Mezclamos hasta homogeneizar.
Cuando la gelatina esté hidratada la escurrimos bien, desechamos el agua y la calentamos en el microondas durante 8-10 segundos para que se funda. Entonces la agregamos a la mezcla del queso, poco a poco, mientras batimos a velocidad baja para que quede bien integrada.
A continuación, batimos la nata (que habrá de estar bien fría) en un recipiente hondo hasta que esté bien firme. Agregamos la crema de queso y cacahuete y removemos con suavidad hasta que esté bien incorporada.
Ahora solo queda rellenar con esta mezcla el molde, alisar y dejar que tome cuerpo en la nevera durante toda la noche. Es por esto que conviene hacer la tarta el día anterior a su consumo. Cuanto más tiempo repose, mejor.
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Con qué acompañar la tarta de queso y crema de cacahuetes
La tarta de queso y crema de cacahuete sin horno es perfecta como postre con el que quedar siempre bien. La hemos decorado con chocolate picadito, pero se puede prescindir de ello si no se tiene a mano. Perfecta para acompañar con un café, infusión o copita de licor.
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