Esta tarta regina es toda una explosión de sabores tradicionales, muy sabrosa y crocante. Está compuesta de hojaldre, crema pastelera y nata montada. Tres elaboraciones básicas y fáciles de preparar, que funcionan a la perfección cuando se unen en un mismo dulce.
Una de las mejores cosas de esta receta es que tanto la base de hojaldre como la crema pastelera se pueden preparar con antelación. De hecho, tienen que estar frías en el momento de montar la tarta, así que conviene hacerlas antes.
En mi caso, ambas elaboraciones las hice la víspera y el día que disfrutamos de la tarta regina solo me tuve que batir bien la nata, tostar la almendra (podéis usar laminada, en bastoncillos o picada), montar la tarta antes de comer y listo.
Extendemos la lámina de hojaldre sobre la encimera y, con un aro para tartas, cortamos un disco de 20 centímetros que será la base de nuestra tarta. Con el resto de la masa cortamos tiras de, aproximadamente, un centímetro de grosor.
Colocamos el aro para tartas sobre una bandeja de horno cubierta con papel vegetal y, en su interior, el disco de hojaldre. Pincelamos el contorno con huevo batido y colocamos encima una tira de hojaldre. Repetimos la operación un par de veces más.
Horneamos a 200 ºC, con calor arriba y abajo, durante 18-20 minutos. Para que la base no crezca pinchamos toda la superficie con un tenedor y la cubrimos con papel vegetal y algo de peso -pueden ser unas legumbres viejas-. Transcurridos los primeros 10 minutos de cocción, retiramos el peso y cocemos el hojaldre en blanco o al descubierto. Dejamos enfriar.
Mientras tanto preparamos una crema pastelera. Hay varias maneras de hacerlo, pero la más rápida es usando el microondas. Mezclamos todos los ingredientes en un bol y removemos hasta que no queden grumos.
Cocemos en el micro a máxima potencia durante 6-8 minutos en intervalos de 2-3 minutos, removiendo cada vez para homogeneizar. Dejamos enfriar antes de usar para rellenar la tarta.
Tanto hojaldre como crema pastelera se pueden preparar con antelación y, en el momento de servir, montar la tarta. Para ello solo quedaría tostar las almendras en una sartén a fuego medio y montar la nata -bien fría- con el azúcar glas. Con unas varillas eléctricas es cosa de coser y cantar.
Cubrimos el interior de la base de hojaldre con la crema pastelera y decoramos la superficie con nata montada. Si la queremos bonita, lo hacemos con manga pastelera, pero no es esencial. Repartimos la almendra tostada por la superficie y lista para llevar a la mesa.
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Con qué acompañar la tarta regina
Perfecta para poner el broche de oro a una comida, especial o no, a una porción de esta tarta regina le sienta de maravilla una copita de licor, un café o una infusión a su vera. Se puede comer en plan informal, con las manos, pues la base de hojaldre resiste bien el peso del relleno.
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