A medio camino entre un pastel y un bizcocho de desayuno, la tarta sueca de manzana es una deliciosa opción para todos aquellos que les guste esta fruta una vez que pasa por el horno.
Este es un pastel ideal para una estupenda merienda. Un café con leche o un té son buenos acompañantes para una miga dulce, fresca por la manzana, y con un intenso aroma a canela.
Comenzaremos precalentando el horno a 180 grados con calor arriba y abajo. Seguidamente pelamos y cortamos las manzanas en láminas. Ponemos una olla con agua y escaldamos las láminas de manzana, las reservamos. Por otra parte engrasamos un molde con un poco de mantequilla.
En un bol batimos los huevos con 250 gramos de azúcar hasta que estén esponjosos, añadimos la leche y la mantequilla derretida, seguidamente añadimos la harina junto con la levadura, mezclamos bien sin sobrebatir.
Ponemos la mitad de la masa en la base del molde y extendemos la mitad de las láminas de manzana, espolvoreamos con cincuenta gramos de azúcar y canela al gusto. Tapamos con el resto de la masa y colocamos el resto de la manzana por encima. Horneamos durante cincuenta minutos aproximadamente. Dejamos enfriar en el molde.
Con qué acompañar la tarta sueca de manzana
La tarta sueca de manzana se espolvorea con azúcar glas en el momento de servir. Si os gusta la manzana con un toque más caramelizado podéis, en vez de escaldarla, saltearla en una sartén con un poco de mantequilla y azúcar.
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