Aunque todas las torrijas me parecen deliciosas, hay algunas que me parecen sublimes. Tal es el caso de las torrijas de zumo de naranja que tienen un sabor diferente a las torrijas de leche, más habituales, ya que son delicadas y suaves.
Esta variedad se puede hacer también con el zumo de otros cítricos como pomelo, mandarinas o por ejemplo con naranja sanguina que además le dará su particular color. Pero en esta época en que las naranjas están aún deliciosas, suelo hacerlo con las naranjas de zumo.
Comenzamos sacando unos pelitos de la piel de naranja ayudados del oportuno utensilio, o si no, con un cuchillo afilado. Esta piel sin albedo (sin lo blanco), dará un aroma estupendo a la leche porque como en todas las recetas de torrijas, necesitamos un líquido en el que empapar el pan del día anterior.
Ponemos la leche a calentar en un cazo y le añadimos 2 cucharadas de azúcar y los pelillos de piel de las naranjas, dejando que cueza durante unos minutos, apagando después y dejándola tapada para que infusione y se llene de aroma.
Mientras tanto, hacemos un zumo con las dos naranjas y lo ponemos en otro cazo con otras tres cucharadas de azúcar, dejando que hierva y reduzca hasta hacerse un almíbar espesillo. Esta será la salsa especial de nuestras torrijas de zumo de naranja.
Empapamos las rebanadas de pan en la leche aromatizada, las pasamos por huevo batido y las freímos en abundante aceite caliente hasta que están doradas. Servimos las torrijas cubiertas del almíbar de naranja y decoramos con más pelillos de piel de naranja.
Con qué acompañar las torrijas de zumo de naranja
En esta época, los días anteriores a las fiestas de la Semana Santa es cuando más se disfrutan las torrijas en mi casa. Personalmente, estas torrijas de naranja me encantan para merienda y especialmente si las tomo recién hechas, aún templadas. ¿Os apetecen estas torrijas diferentes?
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