No se nos ocurren suficientes maneras de preparar torrijas, un dulce que nos apasiona y nos encanta versionar. Desde las torrijas tradicionales hasta las más innovadoras, nuestra nueva incorporación son estas torrijas glaseadas al caramelo salado. Son muy ricas desde luego, pero muy calóricas, así que hay que tener cuidado con esta receta.
Por supuesto no es apta para personas que no pueden tomar azúcar como podréis comprobar, pero tampoco para aquellos a los que los sabores dulzones no les atraigan ya que, aun no siendo empalagosas, sí son más dulces que cualquier torrija normal o clásica que podamos hacer.
Calentamos la leche junto a la nata, 30 g del azúcar, la rama de canela, las cáscaras de naranja y limón y el licor de naranja. Llevamos a ebullición lentamente, apagamos el fuego y dejamos infusionar cubierta con film hasta que la mezcla esté tibia.
Mientras hacemos el glaseado de caramelo salado. En un cazo amplio donde nos entren varias rebanadas de pan, ponemos el resto del azúcar y el agua y calentamos sin remover ni tocar hasta que se vuelva de color ámbar claro, un caramelo clarito. En ese momento agregamos la mantequilla removiendo rápidamente, la pizca de sal y 25 ml de la leche infusionada que tenemos reservada.
Apartamos un momento del fuego, pasamos las rebanadas de pan por la leche infusionada, escurrimos un poco y colocamos sobre el glaseado, meneamos el cazo y ponemos de nuevo al fuego bajo, moviendo para que se impregnen bien. Con cuidado damos la vuelta a las torrijas y hacemos lo mismo que antes.
Sacamos a una fuente de presentación y como toque final para adornar si tenemos soplete de cocina, podemos espolvorear la superficie de las torrijas con azúcar moreno y caramelizarlas. Si no, las servimos tal cual, con un poco de helado, por ejemplo.
Con qué acompañar las torrijas glaseadas al caramelo salado
Las torrijas glaseadas al caramelo salado están muy ricas, aunque con tomar una de ellas nos quedaremos más que satisfechos. No resultan abrumadoramente dulces, pero sí recomiendo tomarlas con helado para rebajar un poco la posible pesadez y que resultan más digestivas. Me gustan especialmente con helado de leche merengada, vainilla o limón.