La receta que os propongo hoy es un tipo de elaboración que por algún motivo siempre me empieza a apetecer cuando se acerca la primavera. Esta tortita pastel horneada de fresas es una manera fácil y rápida y ligera de llevarse un bocado dulce a la boca, un postre o desayuno más ligero que cualquier bizcocho o pastel.
La base es similar al clafoutis francés, y se pueden encontrar variantes según el país que lo llaman Pfannkuchen, dutch baby, o simplemente, tortita horneada. Una sartén de hierro fundido tipo skillet es ideal para esta receta, pero cualquier cazuela que se pueda meter al horno, o un molde redondo no muy grande, puede valer igual.
Precalentar el horno a 180ºC y engrasar con la mantequilla la sartén o molde. Lavar y secar las fresas, retirar el rabito y trocear en piezas pequeñas. Repartir por toda la superficie del molde.
Colocar los huevos en un recipiente, añadir el azúcar vainillado y el azúcar y batir ligeramente. Añadir la leche y la sal y batir hasta que quede todo bien mezclado. Incorporar la harina y la canela y batir bien con las varillas hasta que no queden grumos secos.
Verter con suavidad sobre las fresas, repartiendo bien la masa, y hornear durante unos 20-25 minutos, hasta que esté bien dorado. Esperar a que se enfríe y espolvorear con azúcar glasé.
Con qué acompañar la tortita pastel
Esta tortita pastel horneada de fresas podemos servirla tanto en el desayuno como a la hora de la merienda, o como postre ligero. Lo podemos acompañar de nata montada, yogur natural, compota de fruta o una salsa de caramelo. Se conserva bien tapado en la nevera durante unos 2-3 días.
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