Estas suculentas trufas de chocolate y matcha no son aptas para los golosos acostumbrados a los dulces muy azucarados. Si lo tuyo es el chocolate blanco o con leche, probablemente esta receta no sea para ti. A pesar de todo, recomiendo encarecidamente darles una oportunidad: pronto te conquistarán.
Lo harán al menos si de verdad eres un apasionado del verdadero cacao, y pueden ayudar a entrenar el gusto hacia sabores más puros, huyendo del exceso de azúcares o edulcorantes que tanto abunda en los productos de chocolatería comerciales. La pureza del chocolate negro se une al sabor tan peculiar del té matcha, sumando además las propiedades saludables de ambos.
No queremos decir que estas trufas sean un postre saludable o a prueba de dietas de adelgazamiento: siguen siendo un dulce calórico. Pero su disfrute moderado ocasional no está reñido con una dieta equilibrada; el verdadero reto será comer solo una.
Picar o trocear el chocolate a cuchillo. Cuanto más pequeño esté troceado, más fácil y rápido se fundirá. Disponer en un recipiente resistente al calor. Picar la mantequilla.
Calentar la nata hasta que empiece a entrar en ebullición y echar sobre el chocolate con cuidado. Empezar a remover con unas varillas para ayudar a fundirlo. Incorporar el ron (opcional, se puede usar otro aroma como esencia de vainilla) y la mantequilla. Remover hasta tener una ganaché homogénea. Añadir la sal.
Dejar enfriar un poco y echar en un recipiente más ancho para dejar una capa menos gruesa. Cuando esté a temperatura ambiente, tapar con plástico film y llevar a la nevera. Dejar que se endurezca, al menos dos horas, mejor si lo dejamos toda la noche.
Disponer el té matcha en un cuenco y preparar un recipiente apaisado para ir depositando las trufas, o usar cápsulas de papel o de aluminio. Nos vamos a pringar las manos; si queremos evitarlo podemos usar guantes desechables de uso alimentario.
Con un sacabolas o una cucharilla ir sacando porciones de la ganaché dura, procurando que sean de, más o menos, el mismo tamaño. Es preferible no pecar de exceso en el tamaño.
Trabajar con las manos para darle una a una forma redondeada (o al gusto) y rebozar generosamente en el té. Con un tenedor de trufas o normal, sacudir ligeramente. Continuar hasta terminar con todo el chocolate. Si se calentase demasiado, enfriar unos minutos la ganaché en la nevera.
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Con qué acompañar las trufas
Guardaremos estas trufas de chocolate negro y té matcha en un recipiente hermético, preferiblemente en la parte menos fría de la nevera, para conservarlas mejor durante varios días. Son un bocado ideal para la sobremesa o darnos el gusto de algo dulce, pero nada empalagoso, después de la comida o la cena. Maridan deliciosamente bien con un café espresso, un vino dulce o un vaso de leche fresca, que equilibre la intensidad de las trufas.
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