Nápoles esconde uno de los tesoros gastronómicos más suculentos de Italia: la cistecca montese. Se trata de un bocadillo de pan crujiente y forma alargada, relleno de ternera, queso scamorza ahumada y algún tipo de verdura. Los hemos visto con brócoli, champiñones, pimiento y mucho más, pero nuestra versión favorita es la que lleva berenjena.
En él se fusionan sabores, texturas y aromas que no solo tienen la capacidad de calmar el estómago, sino también el espíritu. Cuenta con su propio consorcio, que vela por la autenticidad de esta elaboración nacida en Filadelfia en los años 30, de la mano de dos inmigrantes italianos.
A principios de los 80 en la provincia de Nápoles se produjo el fenómeno de la emigración de retorno. Algunos volvieron de Estados Unidos con el propósito de popularizar el bocadillo de carne y queso también en Italia. Sus esfuerzos terminaron por convertir la cistecca montese en el bocadillo de ternera más demandado de la zona y que (probablemente) querrás probar inmediatamente.
Pelamos los dientes de ajo y los doramos en una sartén con aceite caliente. Pelamos y cortamos la berenjena en dados y la añadimos a la sartén. Salpimentamos y sofreímos hasta que esté tierna. Retiramos y reservamos, desechando el ajo.
Cortamos los filetes de ternera en tiras finas y los rehogamos en la misma sartén, con un poco más de aceite. Cuando estén dorados, pero jugosos por dentro, salpimentamos y devolvemos la berenjena a la sartén. Damos forma rectangular al conjunto y cubrimos con las lonchas de scamorza, que se fundirá por el calor.
Cortamos el pan por la mitad, a lo largo. Tostamos el interior hasta que esté dorado. Cubrimos la base con unas hojas de lechuga y colocamos encima el relleno de carne, berenjena y scamorza (mejor si usamos una espátula para que no se desmorone). Espolvoreamos con el provolone rallado y servimos inmediatamente.
Con qué acompañar la cistecca montese o bocadillo de ternera napolitano
Este suculento bocadillo de ternera napolitano o cistecca montese es perfecto para calmar el apetito a la hora de la cena, con una cerveza fresquita o una copa de vino a su vera. A pesar de ser un bocado contundente, si se sirve solo es una buena opción para el almuerzo.
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